Vitoria. Los amantes del morbo y la estadística encontrarán alicientes más que suficientes en el partido de la jornada de este ocaso de la primera vuelta en la Liga Endesa. Mucho se ha hablado sobre el retorno de Pablo Laso a su alma mater baloncestística, de la última derrota cosechada en casa por los blancos ante el Baskonia o de las palizas que los merengues asestaron en el pasado al equipo azulgrana.

Referentes útiles para contextualizar el duelo que nos ocupa pero estériles, al fin y a la postre, a la hora de saltar al parqué. Cuando los jugadores se desprenden del chándal, se posicionan alrededor del círculo central y el balón se lanza al aire en vertical; sólo vale el estado de forma, el carácter.

De eso sabe mucho el Baskonia. Y de eso deberá tirar ante el favoritismo inicial del cuadro madrileño. En principio las batallas que se librarán serán múltiples, pero una se antoja trascendental para ganar la guerra y tendrá lugar en los aledaños de ambos aros. La pérdida progresiva (primero Seraphin, luego Dorsey) de valuartes de peso en la pintura se constituye en una Navidad perenne para los rivales baskonistas, cuyos jugadores interiores se frotan las manos ante el altruista dispendio azulgrana, plasmado en una fragilidad defensiva inaceptable para una plantilla de este calibre. Aquí no hay crisis.

Lo saben Sené del Fuenlabrada, que se fue con 30 puntos de valoración; Latavious Williams del Joventut, cuya recolecta fue de 23; y Josh Asselin del Manresa, con 34. Pertenecientes, de manera respectiva, a los tres últimos rivales de los vitorianos. La solución no es otra que apretar los dientes y, como se mencionaba con anterioridad, de eso sabe mucho el Baskonia. Sólo es necesario retrotraerse a las declaraciones de Teletovic: "Si sobreviví a tres años de guerra, creo que no tendré problemas con esto". Nada que alegar.

Pero el espíritu del corajudo bosnio deberá extenderse a los Golubovics y Bjelicas (Milko y Nemanja, en menor medida cabe esperar) para constituir una barrera, cuanto menos, difícil de franquear por la talentosa batería interior blanca.

Y a esto deberá aferrarse la azulgrana. A su experiencia y fortaleza para combatir a unos pívots imberbes -a excepción de Reyes- aunque sobradamente preparados. El mejor ataque de la Liga, el madridista, revela su tendencia a las contras. Ahí no sufrirá tanto el juego interior gasteiztarra, pero deberá replicar con acierto en el tiro y constancia defensiva. Todo ello supeditado al rendimiento de un Teletovic que se antoja clave en el partido de hoy.