Vitoria. El verano está resultando especialmente largo en el Buesa Arena. Dos meses y medio después de que el Barcelona finiquitara las semifinales por el título, los teléfonos de los responsables de la entidad azulgrana continúan echando humo. El deseo inicial de tener prácticamente cerrada la plantilla en el arranque de la pretemporada se diluyó como un azucarillo. Las lesiones enlazadas de Lampe, Williams y Heurtel hicieron el resto. Así, a falta de dos semanas para que se dispute la Supercopa, cuyo sorteo de los emparejamientos tendrá lugar este mediodía en Bilbao, las circunstancias han obligado al conjunto vitoriano a mantenerse en el mercado a pleno rendimiento a falta de concretar las dos últimas piezas de un puzzle sinuoso e intrincado. Al menos, la primera de ellas encaja ya perfectamente.
Aunque su anuncio oficial se está dilatando más de lo previsto, el inminente aterrizaje de Richard Hendrix en el Buesa Arena servirá para apuntalar la pintura hasta la llegada de ese cuarto y último interior que complete el roster baskonista. Un plantel que, por primera vez en mucho tiempo, constará salvo sorpresa de once jugadores válidos, con tres de ellos -Reggie Williams, Pau Ribas y Brad Oleson- compartiendo posición. Un lujo poco habitual en la escuadra alavesa. Completar la plantilla "puede ser cuestión de días", según apuntó ayer Félix Fernández, director deportivo del Baskonia, durante la presentación de Milko Bjelica, en la que admitió las negociaciones con el Maccabi de Tel Aviv para la llegada de Richard Hendrix, aunque optó por la cautela a la espera del anuncio oficial.
Con todo, sí quiso incidir en que únicamente han contemplado la opción de que el pívot norteamericano llegue en propiedad, y nunca como cedido. Encontrar la fórmula para liberar al exjugador del CB Granada, al que le unía un único año más de contrato en Tel Aviv, ha postergado las negociaciones más de lo previsto. El deseo del club hebreo de no desprenderse de Hendrix hasta tener perfilado el fichaje de un base extranjero para liberar la cuarta ficha foránea que marca la reglamentación israelí ha hecho el resto.
Por el momento, a la espera de concretar el nombre del acompañante de Hendrix en el puesto de cinco, la plantilla azulgrana queda compuesta por dos bases -Prigioni y Heurtel-, los tres escoltas citados, los aleros Nemanja Bjelica y San Emeterio, los cuatros Teletovic y Milko Bjelica y la dupla de pívots que resta por firmar. Un equipo de once jugadores con los cuatro cupos de formación reglamentarios -Prigioni y Oleson por derechos adquiridos junto a Ribas y San Emeterio- y las dos plazas de extracomunitarios que copan Reggie Williams y el inminente Hendrix. Una composición con la que el cuadro vitoriano solo podría firmar un duodécimo jugador si éste se une al grupo con el cartel de cupo por delante.
"Llegaremos hasta donde podamos llegar", se limitó a apuntar ayer Félix Fernández en este sentido. Y es que, por el momento, el club no ha tomado una decisión concreta en lo que a esa duodécima ficha se refiere. De hecho, el Baskonia no descarta incluso firmar a última hora a un jugador de perfil bajo que, además de echar una mano en los entrenamientos, tenga un mínimo de calidad que le permita dar descanso de manera puntual a los hombres fuertes, aunque sea en los famosos minutos de la basura.
Por el momento, según explicaron ayer fuentes del club vitoriano, todavía no hay una decisión tomada de forma definitiva, aunque tampoco es ni mucho menos la más importante ahora mismo. Una segunda posibilidad, a medio camino entre el perfil de Ander García o Martín Buesa y un cupo de perfil superior, podría ser mantener en el equipo al joven ala-pívot Unai Calbarro, de 22 años y 2,03 metros, que en los últimos días entrena bajo las órdenes de Dusko Ivanovic. Antiguo canterano del Bilbao Basket, Calbarro ha militado las dos últimas campañas en el Santurtzi de LEB Plata y este verano ha formado parte de la selección de Euskadi que realizó una gira por Argentina con Pablo Laso como entrenador.