El Baskonia se ha distinguido siempre por ser un club de naturaleza vendedora, pero la inusitada agitación que viven las oficinas del Buesa Arena durante este verano carece de parangón. Con independencia de los resultados de la campaña anterior, el club alavés suele ser propenso a lavar la cara de la plantilla y es partidario de cambios para evitar el aburguesamiento. Sin embargo, el presente mercado estival tiene visos de registrar un récord en cuanto al extenso capítulo de bajas. De momento, ya se han confirmado cuatro salidas -Palacio, Dragicevic, Barac y Batista- dentro del grupo que viene de cumplimentar un papel decepcionante, aunque esa lista se engrosará con nuevos rostros en próximas fechas.

El dilema para Josean Querejeta residía en cambiar de entrenador y renovar su confianza en un colectivo sospechoso o, por el contrario, hacer la pertinente limpieza en el vestuario tras una temporada repleta de sinsabores en la que Dusko Ivanovic se vio impotente para domar a un grupo que no estaba configurado a su imagen y semejanza. Como cabía esperar, la renovación por dos temporadas del entrenador montenegrino ha acelerado bruscamente la diáspora. El traspaso de Barac vino motivado por la suculenta oferta llegada del Anadolu Efes, el nuevo rico de Europa que ha irrumpido como un elefante en una cacharrería a la hora de atrapar a toda clase de presas y dejó 1,2 millones de euros en las arcas. Batista, un fiasco de dimensiones mayúsculas invitado a irse por los rectores azulgranas, cavó su tumba con su pésimo rendimiento y la negativa a reducirse el sueldo.

Sin embargo, el mismo camino que los dos interiores será seguido en breve por otros integrantes ubicados en la cuerda floja. De todas ellas, sólo la previsible marcha de Marcelinho Huertas es ajena a la voluntad del Baskonia. El brasileño ha pactado ya un acuerdo con el Barcelona para las tres próximas temporadas y emigrará hacia la Ciudad Condal cuando satisfaga las pretensiones económicas de la entidad alavesa para rescindir el contrato que le une por dos años más. Dado que el paulista ha expresado su voluntad de hacer las maletas, es una cuestión de tiempo que la fumata blanca se haga realidad. De hecho, la maquinaria para encontrarle un relevo ya se ha engrasado.

La posición de escolta, donde figuran los cuestionados Logan y Oleson, también se halla sujeta a modificaciones. Ninguno se erigió en el anhelado killer y el generador de canastas que tanto demandaba Ivanovic para desatascar los ataques, lo que ha motivado que el Baskonia busque desesperadamente un hombre que mitigue el enorme vacío dejado por la marcha de Igor Rakocevic. Ambos poseen contrato en vigor y sus fichas son inasumibles para los posibles clubes interesados en sus servicios, de ahí que todavía exista una indefinición respecto a su futuro. El de Alaska sólo alberga opciones de continuar si el marco de contratación vigente durante la pasada campaña -donde se necesitaban cuatro seleccionables en plantillas de once- finalmente se prorroga tras la mediación del CSD.

Es tal la dosis de incertidumbre que planea sobre buena parte de la plantilla que sólo cuatro jugadores podrían continuar vistiendo la elástica azulgrana a partir del próximo ejercicio. El grupo de intocables se reduce a Ribas, San Emeterio, Bjelica y Teletovic. El cuatro bosnio ha sido tentado por el CSKA, pero todo hace indicar que ese interés se ha enfriado y que volverá a ejercer un año más como capitán. El serbio se mantiene como una apuesta de futuro pese a haber dejado un poso de amargura en su primera campaña lejos de su país natal. El escolta catalán negocia su renovación hasta 2015, mientras que el cántabro representa el bastión más sólido.