el Baskonia finalizó la fase regular con el mejor ataque de la ACB. El promedio de 79,21 puntos por partido con el que el cuadro vitoriano se adentraba en los play off presagiaba un camino adoquinado a base de traicionar la filosofía de juego de su entrenador, con la defensa como biblia. Pero, como el propio Dusko Ivanovic aseguró ayer con resignación finalizado el partido, este Caja Laboral ha sido totalmente incapaz de mostrar sobre el parqué la capacidad de contención con la que su técnico soñaba. Mientras el equipo vitoriano ha sobrevivido a base de triples e individualidades durante todo el curso, el Barcelona de Xavi Pascual desplegaba una defensa tal vez no tan contundente como la pasada campaña, pero igual de demoledora cuando era necesario. Y ayer, durante toda la semifinal en realidad, el cuadro culé basó todo su potencial en la desesperación del contrario.
El Caja Laboral, impotente, terminaba sus jugadas más como podía que como quería. No importaba que Barac se jugara una canasta de espaldas con dos rivales encima, o que Milt Palacio deambulara por la zona sin brújula para acabar lanzando sin ningún escrúpulo. No importaba que Teletovic hiciera agua en dos triples consecutivos -uno acabó milagrosamente en manos de Ribas, que lo transformó en canasta- o que David Logan desplegara de nuevo su inaudita capacidad para elegir el peor tiro posible en el instante menos indicado. Después de ir por debajo durante todo el partido, el Baskonia agotaba los segundos como un reo en la milla verde hacia la silla eléctrica. Aunque dicen que la fe mueve montañas, tocaba rendirse a la evidencia con un lamento añadido: el Barça tampoco estaba mostrando un excelso potencial ofensivo.
ausentes El cuadro baskonista acabó el encuentro con un porcentaje de dos puntos irrisorio -16 de 52, apenas un 30%- a años luz de su promedio durante la temporada (56,08%). A lo largo de los tres partidos a los que la serie se ha visto abocada, los resultados hablan por sí mismos: 86-71, 78-62 y 61-71. El mejor ataque de la ACB se ha diluido como un azucarillo en tres partidos para olvidar. Ayer sólo Pau Ribas, con diez puntos, y un Fernando San Emeterio (14 puntos) cuyo rostro cansado ha personificado el bajón de juego del equipo en estas semifinales, superaron la decena en su casillero de puntos. Teletovic, con un porcentaje de acierto escuálido -2 de 7 en tiros de dos puntos y 1 de 3 en triples- bajó de nuevo sus prestaciones al límite como ya hiciera en el segundo partido disputado en tierras catalanas. Barac, desesperante en la mayor parte de sus acciones, un anárquico David Logan y Oleson -el eterno ausente- contribuyeron a la dejadez de un equipo que acabó besando la lona porque parecía que no había otro remedio. Al final, los aplausos del Buesa fueron el único consuelo. Eso, y la esperanza de que los vientos de cambio azoten a este Caja Laboral para la próxima temporada.