Pocos partidos mejor que el disputado ayer en Manresa ilustran la debilidad mental y la falta de carácter de este Baskonia que nadie acierta a reconocer. Pese a que el equipo sofocó el incendio en el último minuto, mal haría el maratoniano alavés en quedarse únicamente con la victoria y no repasar el vídeo de una segunda mitad para alojar en el fondo del baúl de los despropósitos. El grupo de Ivanovic continúa sin lograr la anhelada regularidad que se espera de cualquier aspirante a los títulos y ello quedó patente ayer en el Nou Congost con un terrible concierto de errores que permitieron a un modesto como el Manresa resurgir de sus cenizas y rozar un triunfo épico.

Cuando la notable primera mitad azulgrana parecía haber dejado el choque visto para sentencia, aconteció la típica desconexión del tercer acto que hace del Caja Laboral un grupo vulnerable. El inexistente rigor defensivo, concretado en los 83 puntos que le endosó un conjunto tan limitado como el de Ponsarnau, las penurias a la hora de cerrar el rebote defensivo -13 rebotes ofensivos para los del Bagés-, el carrusel de pérdidas y la solitaria búsqueda del triple como herramienta ofensiva condujeron a los vitorianos hacia el abismo. La escuálida rotación que maneja el montenegrino también dio alas a un anfitrión más tenso, hambriento y entusiasta que puso un nudo en la garganta a todos los miembros de la expedición visitante.

Si en el Buesa Arena consigue dar con la tecla para erigirse en un anfitrión robusto y, por momentos, implacable, el Baskonia sigue emitiendo unas desalentadoras vibraciones cuando hace las maletas. Tras amasar una máxima renta de 17 puntos, otro modesto se le subió a las barbas. En su día ya sucedió con el Alicante, el Valladolid, el Fuenlabrada o el Cajasol, que extrajeron petróleo de la inconsistencia de un bloque con muchos aspectos por pulir para intentar revalidar la corona liguera. Sólo un golpe de clase de San Emeterio, autor de un dos más uno providencial cuando Montañez había teñido de sombras el triunfo, y cuatro tiros libres a cargo de Oleson y Ribas certificaron una victoria que mantiene vivo el objetivo de lograr el bronce de la fase regular.