Vitoria. Los entendidos estiman que Planinic reúne unas condiciones privilegiadas para la práctica de este juego que, por cierta frialdad o incluso gotas de desidia, ha desaprovechado de mala manera. Pocos bases en Europa pasean esa elegancia, lucen semejante manejo de balón y poseen una envergadura tan colosal -1,98 metros- para triunfar sobre una pista. Por lo que sea, parece haberse quedado a medio camino.

Mañana se celebra un duelo vital de cara a la lucha por la primera plaza. ¿Qué sensaciones le embargan?

Espero un partido muy duro. El Caja Laboral es uno de los pricipales favoritos del grupo con un equipo repleto de calidad y talento. No nos quedará otro remedio que plantear un choque físico y hacer una buena defensa. Creo que no nos convendrá una anotación alta, ya que ellos son un equipo que juega a muchos puntos y al que le gusta correr. Frenar ese juego será nuestra principal misión.

La primera fase suele resultar anodina para los grandes, pero todos los quieren quedar lo más arriba posible. ¿Verdad?

Sí, por descontado. Todo el mundo aspira a ser primero. En nuestro caso, la semana pasada perdimos un partido muy importante en Belgrado que ha supuesto un paso atrás en nuestras aspiraciones y nos ha dejado en mala situación. Ahora debemos hacernos fuertes en casa, primero ante el Baskonia y más tarde contra el Maccabi. Espero que en nuestra pista acabemos imbatidos esta primera fase.

El Khimki no pertenece todavía a la aristocracia continental. ¿A qué aspiran en esta Euroliga?

Venimos de disputar la fase previa y somos conscientes de que hay clubes con mayor tradición y presupuesto. El equipo estuvo a punto la pasada campaña de clasificarse para el Top 8 y ese objetivo no estaría nada mal ahora. Estamos al principio de la temporada y, de momento, debemos afrontar cada partido como si fuera el último. Apostamos por mirar el día a día y ver cómo transcurren las cosas.

El nuevo proyecto ruso presenta muchas caras nuevas, entre ellas la suya. ¿Necesitarán semanas o, incluso, meses para explotar?

Sí, por supuesto. La campaña acaba de empezar y lógicamente no estamos jugando al máximo de nuestras posibilidades. Espero que, con el paso del tiempo, vayamos a más y también que tengamos algo más de fortuna con las lesiones -en alusión a la lesión de rodilla de Kelati-. Debemos dar un paso al frente y ser muy duros.

Hablando de su ex equipo, ¿qué futuro le vaticina para este nuevo ejercicio?

La marcha de Splitter es una gran pérdida, pero el club es capaz de incorporar todos los veranos a grandes jugadores y el equipo siempre es competitivo. Tienen un talento increíble y jóvenes con un gran futuro. Por ejemplo, Teletovic, Huertas y San Emeterio no son jugadores mayores, pero han acumulado una experiencia que les ha permitido madurar. Eso les ayudará en los momentos difíciles.

El principal agujero se encuentra en el juego interior. ¿Les ha comentado ya Scariolo la receta para hurgar más en la herida?

No lo sé. Ya veremos. Está claro que van a echar de menos a alguien como Haislip, pero en los últimos partidos han conseguido ganar sin su concurso. Conozco esa casa y el Baskonia nunca echa de menos a los jugadores que no están. Durante el partido, estaremos pendientes de las indicaciones de Scariolo y lo que debemos hacer para ganar.

¿Preparado para dar la réplica a dos hombres en un buen estado de forma como Huertas y Logan?

Sí, claro. He jugado contra ellos en varias ocasiones y les respeto como jugadores. Sé casi todo sobre ellos y será una bonita lucha.

Cambio de tercio. ¿Por qué escogió este verano al Khimki?

Terminé mi contrato con el CSKA, ellos me propusieron un contrato interesante y no quería esperar mucho tiempo para solucionar mi futuro. Simplemento eso.

Tras dos años en la capital rusa, imagino que ya se ha acostumbrado al frío o al caos circulatorio...

Sí. Si te digo la verdad, en Moscú la vida no es tan mala y aburrida como la gente puede llegar a pensar. Es cierto que hace frío, pero también hay bastantes días soleados. En mi caso, el mal tiempo no es un problema. Con ver de vez en cuanto los rayos de sol, perfecto.

Viendo sus estadísticas, da la sensación de que su adaptación al equipo marcha viento en popa.

Es cierto que mis números son mejores que la pasada temporada, pero tampoco es algo que me obsesione. Repito que ni yo ni el equipo estamos jugando al nivel que podremos hacerlo en el futuro. Nos hallamos en pleno proceso de acoplamiento a unos nuevos sistemas, todos los jugadores nos estamos conociendo unos a los otros y eso puede ser un problema si no terminamos de conseguirlo. Vamos a necesitar, como mínimo, un mes para ensamblarnos, ya que en la actualidad cada jugador está buscando su rol. La verdad es que está siendo un comienzo difícil. Podemos haber dado la sensación de ser un equipo ganador por algunos resultados, pero la realidad es distinta. Esperamos jugar mucho mejor en el futuro.

A diferencia de en el Baskonia y el CSKA, está jugando una elevada cantidad de minutos y Scariolo le ha dado las llaves de la dirección.

No lo veo así. En el Khimki me siento un jugador igual de importante como en su día lo fui en mis anteriores clubes europeos.

Ya ha pasado un tiempo pero ¿qué recuerdos conserva de su paso por la capital alavesa?

Para mí, fueron dos temporadas muy enriquecedoras en las que volví a disfrutar del baloncesto. Conseguimos ganar una Liga ACB y nos clasificamos en dos ocasiones para la Final Four. Sólo faltó la guinda de la Euroliga, pero siempre tendré buenas palabras para Vitoria y el Baskonia. Tanto la ciudad como el club me acogieron fenomenal y estoy muy agradecido.

Cuando regresó al baloncesto europeo, las expectativas fueron muy altas con su rendimiento y, quizá, mucha gente tiene la sensación de que ha podido dar más de sí. ¿Tiene usted esa misma percepción?

Desconozco realmente si la gente me ve como una estrella o piensa que debería jugar mejor de lo que lo he hecho hasta ahora. ¿Mi opinión? Me considero a mí mismo un jugador sólido. No me considero la mayor estrella de los equipos donde he militado, pero tampoco un mal jugador de baloncesto.