Desde 2017, cuando un vehículo deja de circular, si se da de baja de forma definitiva tiene que hacerse en los centros autorizados de tratamiento, los denominados CAT, en su mayoría los desguaces de siempre en los que mueren el 95% de los automóviles. En Álava hay una decena de instalaciones con licencia para descontaminarlos, según el registro de Tráfico.

A pesar de que en años anteriores la tendencia ha sido acortar la vida útil de los vehículos, en el contexto actual de crisis económica y energética, la gráfica ha empezado a cambiar. Sigrauto, la asociación para el tratamiento medioambiental de los vehículos fuera de uso, constata que ahora los conductores tardan más en deshacerse de sus utilitarios, lo que hace que envejezca el parque móvil. El caso de Álava es un ejemplo. En 2020, año duro de la pandemia, acabaron en los desguaces 5.367 vehículos, cifra inferior a los 5.884 de 2019, y que se acerca más a los datos del año 2015 (2.257).

Pero Álava no es una excepción. En el Estado, la tendencia es similar. Se trataron 713.404 vehículos entre turismos, todoterrenos e industriales ligeros de menos de 3.500 kilos en 2020, una cifra inferior a las de 2018 y 2019 (813.768 vehículos), y que nos retrotrae a los datos de hace siete años. Sin duda, influyó en esta caída el parón de los desplazamientos durante los meses de confinamiento por el covid. También que los planes renove que se pusieron en marcha a partir del segundo semestre de 2020 no tuvieron el éxito esperado.

Vehículos viejos

"Esta situación llevó a unas personas a conservar un año más sus viejos vehículos y a otras a venderlos en el mercado de segunda mano en lugar de darlos de baja, lo que aumentó la antigüedad media de los tratados en los desguaces". En consecuencia, la antigüedad media de los vehículos dados de baja ha pasado de 15 a 19 años a un ritmo de casi medio año por año: 19 años en turismos, 18-19 años en todoterrenos y 19-20 años en industriales de menos de 3.500 kilos. Desde Sigrauto consideran absolutamente necesario mantener los planes de renovación del parque móvil si realmente se quiere impulsar el rejuvenecimiento de los coches que circulan por carretera.

Sobre tendencias en los usos de vehículos a motor saben Nahikari y sus compañeros del desguace García y Arrausi. En sus instalaciones se desahucian cada año unos dos mil vehículos; sin embargo, el pasado ejercicio las entradas bajaron a seiscientos y pico, compara. "Ha habido años en los que se cambiaba más de coche", considera.

Explica que la situación actual por la que pasan los desguaces es un poco especial. Debido a la falta de microchips apenas se entregan coches nuevos, entonces los propietarios no se desprenden del viejo. "Nos están entrando menos vehículos al desguace porque cualquier cliente que ahora vaya a comprar un coche, a nada que lo quiera un poco a la carta, es decir, elegir color o cualquier otra prestación, en el concesionario le van a dar un plazo de entrega de entre nueve y doce meses", señala. Ocurre desde agosto o septiembre del año pasado, aproximadamente. "Realmente, los concesionarios no están vendiendo coches porque no tienen", opina.

A García y Arrausi llevan vehículos del Gobierno Vasco, concesionarios, particulares y talleres, sobre todo en diciembre. "A final de año es cuando todo el mundo tira el coche", apunta la responsable del desguace.

Falta de microchips

No sólo la pandemia, la falta de microchips, la disparatada subida de los carburantes y la crisis económica han cambiado el contexto del mercado automovilístico, la reciente huelga de transportistas ha provocado otro giro de tuerca. En García y Arrausi no les falta stock en el almacén, pero en mayo del pasado año se lanzaron a las compras on line y las ventas aumentaron. Sus clientes son, además de talleres, particulares que reparan sus coches.

Sin embargo, "con la huelga de camioneros tuvimos envíos que no podíamos entregar porque no venían a recoger los paquetes, así que el tiempo que duraron los paros bajaron las ventas; la gente no compraba porque sabía que estaban en huelga", indica.

Como apunte curioso, lo más demandado del desguace son en invierno las baterías y en verano los compresores de aire acondicionado, además de faros, pilotos, alternadores, motores de arranque y, en definitiva, "las piezas fáciles de cambiar para un particular", apunta Nahikari.

Además de disponer de miles y miles de piezas de recambio para los coches, descontaminan los vehículos que llegan y después los llevan a otras instalaciones de fragmentado. En un año normal, unos 1.700 vehículos, casi todo turismos. Los despiezan y separan los residuos quitando el combustible y demás líquidos. Ahora están entrando al desguace los matriculados en 2005.

En Álava. En 2020 se trataron 5.367 vehículos: 4.649 turismos, 158 todoterrenos y 560 industriales de menos de 3.500 kilos, según los datos de la asociación para el tratamiento medioambiental de los vehículos fuera de uso, Sigrauto. En 2019 acabaron en los centros autorizados 5.884 vehículos.

Antigüedad. La media de los turismos que acaban en los desguaces es de 19 años; en todoterrenos, de entre 18 y 19 años y en industriales de menos de 3.500 kilos, de entre 19 y 20 años.