Vitoria ha puesto el broche de oro a los actos del bicentenario de La Florida y del 40 aniversario del Parlamento Vasco con un paseo histórico por el parque, de la mano del historiador Santiago Arcediano.

Tras la intervención del alcalde de Gasteiz, Gorka Urtaran, y de la presidenta de la cámara vasca, Bakartxo Tejeria, ensalzando el enraizamiento de la ciudad con La Florida, la visita guiada ha partido de los aledaños del Parlamento, antigua plaza de La Unión, próxima a las fachadas de las actuales oficinas de Becerro de Bengoa y lugar de llagada de autobuses, "la intermodal de entonces", ironiza Arcediano.

Convento e instituto de enseñanzas medias

Arcediano se ha retrotraído a la época en la que se fundó el instituto de enseñanzas medias de Vitoria en lo que hoy es el Parlamento Vasco, antes convento. En aquellos años de educación eminentemente masculina, fue Consuelo López de Arroiabe la primera mujer alumna del centro educativo.

Dejando a mano izquierda el jardín secreto del agua, el paseo por el gran salón de la ciudad ha continuado hasta la altura de la casa de cultura, trayecto que Arcediano ha aprovechado para describir lo que antaño fue un salvaje camino hacia el Prado y salida de la ciudad hacia Castilla porque la Florida es, además de paseo, un jardín botánico de plantas y arbustos traídos de Francia hasta que Vitoria decidió construir su propio invernadero, que después se trasladó a Olaguíbel.

Laberíntico y misterioso

Destaca el historiador el carácter laberíntico y misterioso de La Florida debido a las dos grutas y los varios caminos que se entrelazan a la sombra de sus majestuosos árboles. También la importancia que el agua ha tenido a lo largo de los años en La Florida, que incluso tuvo vivero de truchas.

Sin olvidar el componente educativo y pedagógico que parques y jardines tenían en el siglo XIX, no sólo espacios para el ocio, que también. De hecho, el instituto de enseñanzas medias disfrutó de una rica biblioteca con obras en francés y latín, que es lo que antaño se leía. Y, precisamente, en este paseo es donde después se ha levantado la casa de cultura Ignacio Aldecoa.

El kiosko de Ataulfo

Llegados al final del paseo de La Florida se alza el kiosko, lugar de reunión de las nodrizas con los niños, de baile y de escenario para las bandas de música. "Precisamente, su ubicación se cambió para evitar el sol de la tarde que le daba al director de la banda", apunta Arcediano.

En las cercanías del kiosko hubo también un merendero y una churrería, a cuyos churros y patatas fritas pocos vitorianos se resistían, ya fueran de la plebe o de clases sociales más elitistas.

Con cada reforma e intervención en La Florida se plantan nuevos ejemplares, unos para embellecer el propio parque, otros para tapar la fealdad de las traseras de las viviendas. Fuentes y parterres se van sumando, al igual que las estatuas de cuatro reyes godos traídas de Madrid, entre ellas la de Ataulfo, el primer rey godo, con el escudo de su esposa Gala Placidia, hija del emperador romano Teodoro I. "Cada una de ellas pesa 2,5 toneladas o tres", subraya el historiador.

Y así, un largo etcétera de historias, leyendas, avatares y hasta sucesos en el parque más céntrico de Vitoria, cruce de caminos y lugar de asueto, muy visitado en época navideña para contemplar las piezas del Belén Monumental desde 1962.