Muchas madres y padres viven en la pesadilla de haberse convertido en el saco de boxeo de sus hijos, al ver cómo pagan con ellos, con insultos y desprecios, su ira y frustración, pero pocos se atreven a contarlo. La vergüenza y el sentimiento de culpa evitan que se hable de este "secreto familiar", aunque cada vez son más los que se atreven a contarlo.

Este caso es el de las 55 familias, con menores entre 12 y 17 años, que han participado en el programa de Intervención precoz en violencia filio-parental, que el Consistorio de Vitoria, puso en marcha en el año 2017.

Como explica el concejal de Políticas Sociales e Infancia, Jon Armentia, "son situaciones que conllevan un enorme desgaste emocional y un gran deterioro en las relaciones. Por eso queremos prevenir y anticiparnos antes de que la situación vaya a más e incluso sea irresoluble". Un problema en el que no se trata de buscar culpables, sino de involucrar a la familia en la búsqueda de una solución.

"Padres, madres y menores tienen su parte importante de responsabilidad en la reconstrucción de una buena relación familiar. Eso es lo que buscamos con este programa de prevención. Es clave que desde el Ayuntamiento apoyemos a las familias para que eduquen a sus hijos e hijas en ausencia de violencia. Al igual que es importante el papel de la sociedad en la formación de estos chicos y chicas", destaca Armentia.

No en vano, la violencia intrafamiliar no es un fenómeno nuevo. "Queríamos intervenir pronto porque los programas de violencia filio-parental venían hasta entonces solo del ámbito judicial (denuncias)", recuerda la jefa de Apoyo y Preservación Familiar del Servicio municipal de Vitoria de Infancia y Familia, Belén Ceberio. Por eso, desde el año 2014 el Ayuntamiento empezó a colaborar con agentes implicados y con la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) para ver de qué manera se podía llevar a cabo una iniciativa eficaz, de prevención, teniendo en cuenta experiencias similares. Así, fruto de este trabajo participativo, en 2017, nació este programa municipal con el objetivo de facilitar una serie de herramientas a todos los miembros de la familia para evitar que el abuso psicoemocional se transforme en uno físico.

"Las señales de alarma suelen ser insultos, desprecios, golpes a objetos, a veces escaparse de casa o portazos. Mucha violencia psicológica hacia las madres y los padres, que no pueden controlar esa conducta. Es entonces cuando no cesa la espiral de violencia. El hijo cree que ha obtenido el poder y lo vuelve a utilizar. Es un poco la inversión de roles", aclara Ceberio.

En general, como detalla la responsable de este servicio, son jóvenes "que están sufriendo y que no saben, más que a través de la violencia, expresar sus conflictos, emociones, problemas de autoestima, frustración, depresión... Y en vez de expresarlo con tristeza lo hacen con comportamientos violentos y en casa, que es donde tienen más confianza".

Y, como advierte, ningún tipo de familia está libre de sufrir la ira de sus vástagos, ya que "la violencia intrafamiliar y la de los hijos a los padres tiene mucho factores de riesgo, además de diferentes circunstancias de los padres y de los hijos, pero, en general, puede darse en cualquier tipo de familia".

El programa, en concreto, lleva a cabo su intervención precoz a través de la puesta en marcha de tres tipos de grupos: los formados por las madres y padres (11 sesiones), los de los adolescentes (16 sesiones) y los formados por cada familia (padre, madre, adolescente y hermanos), con 8 sesiones. Ceberio detalla que en cada uno de estos grupos hay una media de siete asistentes, con la excepción del grupo de cada familia en el que participarán, como mínimo, el padre y/o la madre y el menor de edad emisor de estos comportamientos violentos. "Y a través de ejercicios se va a avanzando en el tema de la violencia, a través de seis módulos: identificando el problema, comprensión de la violencia, pensamientos y creencias sobre la misma, manejo emocional, habilidades de comunicación y resolución de problemas y fortaleciendo el cambio", detalla Ceberio.

La intervención dura unos seis meses y sus resultados, como se presentarán hoy, en un jornada online, no pueden ser mejores: "En general, las familias han logrado mejorar sus relaciones, reducir los episodios violentos, restablecer la autoridad de padres y madres. Han aprendido herramientas y habilidades para controlar estas situaciones y alcanzar así un clima familiar de respeto y afecto, de convivencia positiva. Los resultados también nos dicen que ha mejorado mucho la sintomatología depresiva presente", avanza.

Sus 55 familias participantes "han sido muy valientes, por contar su problema, por pedir ayuda y por hacer el esfuerzo por recuperar unas relaciones familiares más positivas", ensalza Ceberio, que anima a participar en este programa. Los únicos requisitos para hacerlo son que esa violencia intrafamiliar no sea grave, que los hijos tengan esa edad determinada y que todos tengan ganas de poner empeño por su parte.

¿Qué es la Intervención precoz en violencia filio-parental? Es un programa puesto en marcha en 2017 por el Ayuntamiento de Vitoria para abordar, principalmente, la violencia psicoemocional en su fase inicial. Para ello, realiza sesiones tanto con adolescentes como con sus madres y padres y con toda la familia con las que se busca reconducir el conflicto mediante una intervención psicoeductativa.

Forma de contacto. Las familias con hijos e hijas de entre 12 y 17 años, que puedan estar viviendo estas situaciones de violencia filio-parental y necesitan ayuda, pueden informarse llamando al teléfono 647.304.752, de lunes a jueves, de 10.00 a 13.00 horas y de 16.00 a 19.00 horas, y los viernes, de 9.00 a 13.00 horas.

Perfil de familia participante. De las familias que se tiene la evaluación completa y posterior a los seis meses de la intervención (de los cinco primeros grupos del programa, es decir, 47 familias), el 42% de los adolescentes vive con su familia nuclear (madre y padre), el 36% con una monoparental, el 11% en reconstituidas, el 6% en acogedora y el 5% en otro tipo de familias. Por nacionalidad, el 70% de las familias nacieron en el Estado español y el 30% en países extranjeros. En cuanto al perfil sociodemográfico, más del 55% de los padres tenía estudios de Bachiller o FP, un 43% en el caso de las madres. Respecto a los estudios universitarios, los tiene un 22,3% de los padres y un 31,5% de las madres y los estudios primarios, un 22% padres y un 25% de las madres. Un 90% de los padres tiene empleo y un 75% de las madres. Solo el 8,8% de los progenitores recibía ayudas sociales. En cuanto al nivel de ingresos familiares, el 17% tiene entre 650 y 1000 euros al mes, otro 17% entre 1000 y 1.500 euros, un 9,5% entre 1.500 y 2.000 euros. Más del 13% entre 2.000 y 2.500 euros, un 11,3% entre 2.500 y 3.000 euros y un 28,3% más de 3.000 euros al mes. Solo un 3,8% declaró no recibir ningún ingreso. El perfil de la familia participante en este programa municipal es, por tanto, variado.

Profesionales. Hoy, 28 de mayo, profesionales de varios ámbitos (Psicología, Trabajo Social, Educación, etc.) junto a técnicos municipales así como familias asistidas por el programa de Intervención familiar precoz en violencia filio-parental, participarán en una jornada online organizada por el Ayuntamiento de Vitoria para analizar la eficacia a corto y medio plazo del mismo. Además, una familia ofrecerá su testimonio.

Resultados. En el informe del año 2020 se presentan los resultados de cinco grupos de intervención (36 familias: 37 adolescentes y 55 progenitores). Según la información proporcionada por los progenitores, la violencia psicológica hacia ambos padres y la física hacia las madres había disminuido al final del programa y las mejoras se mantuvieron seis meses después de haber finalizado. Y lo mismo pasa con la información aportada por los adolescentes.

"Con este programa queremos anticiparnos antes de que la situación vaya a más e incluso que sea irresoluble"

Concejal de Infancia de Vitoria