Como muchas viejas prisiones de España, la de Nanclares de la Oca tenía unos pabellones residenciales para el personal del centro. Teniendo en cuenta que el pasado diciembre el sindicato de prisiones Acaip UGT denunció las condiciones "infrahumanas" en las que los funcionarios vivían, "al no tener ni agua, ni luz, ni calefacción", el delegado del gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, al respecto ha querido aclarar que estos pabellones o residencias públicas para uso de los funcionarios de prisiones, de los que "apenas ya quedan en el conjunto del Estado", están llamados a desaparecer.

"De hecho, había un tiempo de prórroga para que pudieran ser ocupados, y esa concesión había terminado ya hace algún tiempo. Por la pandemia se dio un periodo de gracia, durante unos meses más, y se ha agotado. A partir de ahí, evidentemente, es un espacio que está llamado a desaparecer y digamos que los derechos y posibilidades de esos funcionarios siguiese ocupando esos domicilios ha expirado ya y, por tanto, hay que pasar a una nueva fase", destaca.

El pasado 18 de diciembre DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA informó que los trabajadores/residentes en las viviendas de la antigua prisión de Nanclares y que prestan sus servicios en el centro penitenciario de Zaballa habían amanecido sin agua, electricidad ni calefacción. El sindicato de prisiones Acaip UGT denunció las condiciones "infrahumanas" en las que vivían en las fechas más frías del año.

"Reventón"

Tal y como explicaron, el amanecer fue una sorpresa para los residentes en las instalaciones, tras "un reventón de un calderín por la reconocida falta de mantenimiento de las instalaciones, que pudo haber provocado graves daños personales".

La consecuencia de todo ello, según declaraba la central, es que desde esa fecha quedó interrumpido el acceso a todos los servicios básicos para los allí residentes (200 personas), el equivalente a una mediana población rural.

Los portavoces del sindicato indicaban que los afectados se habían visto obligados a acarrear con garrafas de agua para consumo y demás necesidades domésticas, y dotarse de ropa de abrigo para soportar las bajas temperaturas.

También se había desaconsejado por los responsables, el uso de la instalación eléctrica por lo cual, se esta teniendo que llegar a hacer uso de compresores para tal fin.

En septiembre de 2019 se dio a conocer que Instituciones Penitenciarias había decidido posponer la orden de cierre de los pabellones de viviendas que mantiene la cárcel de Álava y que ocupaban 170 de los 290 funcionarios, además de sus familias, una medida inicialmente prevista para el próximo 31 de octubre porque la habitabilidad de esas casas no es óptima.