a pandemia puso de manifiesto, especialmente al inicio, la necesidad de permanecer unidos ante la adversidad que se cernía sobre la sociedad. Y un buen sitio para encontrar apoyo fue aquel que antaño se consideraba que alejaba más que acercar; las redes sociales. En una de esas iniciativas que vio la luz como página de Facebook bajo el nombre de Yo te ayudo, participa aún hoy de forma activa la gasteiztarra María Alonso, a la que ahora han ofrecido ser coordinadora territorial de Euskadi, dado que este grupo ha alcanzado la nada desdeñable cifra de 54.000 usuarios, que se encuentran repartidos por todo el estado.

La propia Alonso destaca de este grupo, que ya se ha convertido en una gran familia que se apoya -pidiendo ayuda u ofreciéndola-. Ella llegó a raíz de una invitación que le hicieron. “Es un grupo que se le ocurrió a un chico -Paco Fernández- que tiene una empresa de regadío en León. Había un hostal que iba a cerrar por la situación, y lo compraron para no cerrar un local. Así, decidieron preparar comidas para quienes no podían cocinar fuera por la razón que fuera”. Varios trabajadores de este empresario comenzaron a ayudar, y varias cuentas se sumaron. “Es un grupo muy activo a nivel de propuestas”, reconoce Alonso.

Entre otras cuestiones, hay personas que se acercan al grupo y cuentan su situación para, a raíz de ahí, enviarles ropa, comida, pañales, etc. “Mucha es gente de la hostelería que ha tenido que cerrar o que no les han pagado el ERTE. Nunca se les da dinero, eso sí”, anuncia. Se hace un grupo interno por Messenger y una administradora pone en contacto a todas las personas que quieran ayudar, para después por Bizum hacer una aportación y que una persona de ese grupo haga la compra.

María, por ejemplo, recuerda que ha donado juguetes y otros objetos, “siempre que esté en buenas condiciones”. Y es que esta página es un punto de encuentro para aquellos que necesitan ayuda por alguna razón determinada y para quienes desean aportar su granito de arena para sortear esta situación de pandemia. Eso sí, quienes quieran acceder a las donaciones tienen que meterse en una página e introducir datos como las tallas que necesitan, etc. Es una forma -reconocen- de que los administradores también sepan que se trata de una necesidad real, y que no se va a vender después.

Ante todo, una característica que pone en valor María, que aporta el carácter alavés a este grupo estatal, es la del espíritu local. Ella, cuando hace alguna donación, trata de hacerlo todo “lo más local posible, para fomentar el kilómetro cero, que no estén los paquetes viajando y perjudicando al medio ambiente, etc. Además, económicamente no tienes que pagar portes”.

Ella se ha puesto en contacto con personas de Vitoria que lo necesitaban y les ha dado objetos, ropa, etc. Los propios administradores prefieren que así sea, aunque no siempre es posible. Y es que no solo ofrecen ayuda material, sino otro tipo de servicios. En su caso, María, en su condición de psicopedagoga y profesora, ha colaborado cuando le han pedido ayuda para niños con necesidades educativas especiales, o en casos de dudas puntuales, etc. “Me pongo en contacto con esa persona y a través de Internet le ayudo”.

Además, hay otro grupo que se llama Yo te escucho, que pone en contacto a personas que necesitan ser escuchadas por cualquier motivo con voluntarios. “Espero entrar en febrero con la coordinación del País Vasco e intentaré que sea también local, que sean incluso de la misma ciudad y que en el día de mañana puedan verse”, afirma.

El grupo, al fin y al cabo, se está volcando en buscar a esos coordinadores de zona para fomentar el kilómetro cero, así como para poner en contacto a las personas que necesitan un tipo de ayuda con asociaciones que les puedan ayudar. “Aquí en Vitoria funcionan mejor los servicios sociales, pero esto puede ayudar a conocer los servicios que tienes en tu propia ciudad”.

Ante todo, María afirma que es “muy gratificante” la sensación de poder ayudar. Historias ha atesorado muchas, y asegura que le ha aportado “mucho”. En esta andadura también han intentado ayudar al comercio local, otro de los grandes perjudicados por esta pandemia.

En definitiva, esta gasteiztarra reitera el lema con el que nació esta familia: “los granitos de arena hacen una montaña”. Y es que otra de las cuestiones en las que profundizan también es la de las ofertas de trabajo. “Se intenta ayudar a las personas para que manden los currículums, les ayudamos a mejorarlos y un chico hace poco dio un curso sobre LinkedIn”, recuerda. También publican las ofertas de trabajo que van surgiendo en las diferentes provincias y comunidades autónomas, a las que se puede acceder a través de una pestaña que hay en la página.

Ella también extiende una invitación a todo aquel que lo desee a sumarse a esta página de Facebook y ayudar en la medida de lo posible, para que esos 54.000 miembros sigan creciendo y puedan ayudar más de forma local: “Si por ejemplo se suman muchos alaveses, habrá muchos alaveses dispuestos a ayudar a más alaveses”, concluye. Porque “lo ideal sería que llegase un momento en el que este grupo no fuera necesario, que llegase un punto en el que la gente se conociera y creara una comunidad”.

Objetivo: ayudar. Los administradores recuerdan que el espíritu del grupo no es dar ni recibir donaciones de tipo económico, sino ayudar y dar visibilidad a los problemas. No permiten pedir ni donar dinero, pedir por privado, pedir donaciones y vender en otros grupos, etc.

Respeto. Además, recuerdan que no admiten insultos, faltas de respeto, lenguaje soez, etc.

Sentido común. En general, quieren apelar al “sentido común. Lamentamos que no se cumplan estas normas; por ello, es necesario comunicar que su no cumplimiento o la falta a sus principios conllevará la automática e irrevocable decisión de que el infractor sea advertido, silenciado o expulsado del grupo”, recuerdan sus administradores.