El anuncio por parte del Gobierno Vasco de la autorización para reanudar el deporte escolar, que la Diputación alavesa aplicó ayer de inmediato, ha sido acogido con alivio por parte de los clubes del territorio, muchos de los cuales han pasado por una situación crítica en los últimos meses, como tantos otros sectores de la sociedad. En todo caso, pese a la buena noticia concretada en forma de decreto del lehendakari, hay muchos obstáculos que superar y mucho trabajo pendiente para volver a poner la maquinaria en marcha.

El presidente del C.D. Alegría, José Ramón Cano, contactó ayer mismo con el ayuntamiento de la localidad para fijar los nuevos horarios de todas las categorías, desde Benjamín a Preferente, y confía en que los deportistas puedan volver a entrenar el lunes 18 "con el mismo protocolo acordado antes de la suspensión". Sin embargo, las condiciones no son las mismas. "No es lo mismo entrenar en octubre que ahora, a cinco grados bajo cero, con lluvia y con nieve", señala Cano, quien explica que el club ha habilitado las gradas de sus instalaciones con espacios separados por cintas para que los jugadores puedan dejar su ropa seca, ya que los vestuarios están clausurados. Sin embargo, dada la climatología actual, el Alegría se plantea instalar una carpa plegable que proteja mejor las cazadoras, la mochilas y el calzado del mal tiempo.

Por otro lado, el club ha perdido muchos jugadores por culpa del parón y de la pandemia en general, y eso le llevará a reestructurar o eliminar equipos, lo que mermará "la presencia del club en el pueblo". Incluso barajaron echar la persiana hasta la próxima temporada, pero tendrían que enfrentarse en ese caso a sanciones federativas, por lo que su situación es delicada y similar a la de otros clubes del territorio. "Todo esto es un jaleo para quienes ya estaban mal, algunos desaparecerán", vaticina Cano, quien recalca que pese a la suspensión de la actividad los gastos se han mantenido tal cual porque "había que tener el barco preparado para que flotara cuando nos dejaran volver".

En el Aurrera de Vitoria son más optimistas. Su coordinador general, Iñaki Ocenda, estaba ayer esperando a recibir el visto bueno del Ayuntamiento de la capital alavesa y a que se derrita la nieve de los campos para reanudar los entrenamientos. En lo relativo a la logística necesaria para adaptarse a las restricciones, no ve mayores problemas, más allá del "engorro" que supone, porque los protocolos van a ser los mismos que se establecieron en otoño. Así pues, en el Aurrera están "contentos" porque "hemos peleado para que los chavales vuelvan a la actividad física y este es un paso importante", recalca Ocenda, para quien "a nivel social no se entendía muy bien por qué se paralizó la actividad".

Marta Torrecilla, del club Menditxo de natación, enfatiza que pretenden reanudar la actividad "cuanto antes". "Tenemos una urgencia tremenda", explica, y todo listo, pues "el esfuerzo, la locura y el milagro ya lo hicimos en octubre", adaptando un deporte como la natación a las severas restricciones decretadas por el Gobierno Vasco. "Pasamos de 15 a 8 nadadores por calle, hubo bajas, debíamos cumplir con el espacio que nos dejaban, y hemos tenido que sacrificar los grupos de los más pequeños, los nacidos en 2013 y 2014", explica, precisamente la cantera que ha de garantizar el futuro del club.

Al borde la quiebra Torrecilla asegura que el Menditxo ha estado "al borde de la quiebra", y aunque las condiciones actuales no sean las mejores para tirarse de nuevo a la piscina, la reanudación de los entrenamientos ha sido una buena noticia. La pérdida de un 33% de deportistas a causa del pandemia, dentro de lo que supone para el club, les permitirá tener más espacio en las calles, y ahora la idea es partir por la mitad los grupos de ocho establecidos en su día.

El Menditxo está, por tanto, a la espera de que se concreten las nuevas condiciones para empezar a nadar el lunes "como muy tarde". Pepe Martín dirige el deporte escolar en el colegio San Viator, un entorno donde las burbujas vienen ya hechas de clase, lo que hace un tanto innecesarios los grupos de seis. Sin embargo, en Sanvi se adaptan a lo que hay, ya lo hicieron en otoño, y están en contacto con otros centros y estudiando detenidamente la situación para iniciar el deporte escolar con seguridad y sin prisa.

"La idea es empezar el lunes -así se confirmó finalmente a última hora de la tarde-, pero no queremos precipitarnos, nos da miedo tener que parar otra vez en caso de vuelva a subir la incidencia y queremos revisar las burbujas. Queremos empezar, pero con garantías, debemos cumplir a rajatabla las normas", señala Martín, que ayer estaba a la espera de conocer el decreto del Gobierno Vasco para poder tomar las decisiones concretas.

En cuanto a reanudar la competición el 24 de enero, como se baraja de inicio a la espera de ver como evoluciona la incidencia del virus, lo ve complicado. "Nosotros empezamos en Gernika, si hay restricciones de movilidad no podrá ser", augura. Así pues, en San Viator creen que esta temporada se debe dedicar al perfeccionamiento individual, porque sobre todo en las etapas más inferiores "entrenar no es perder el año".

Por otro lado, Martín recuerda que el hecho de que los grupos sean de seis personas no implica que necesariamente haya solo media docena de personas en los campos, sino distintos grupos de trabajo aislados por clases, para lo cual se han mezclado chicas y chicos. San Viator, dentro lo complicada que ha sido esta situación para todo el mundo, y al contrario que otros clubes, no ha sufrido bajas durante la pandemia.