Vitoria - Comparten delitos, hábitos vitales y residencia en la céntrica calle Dato de Gasteiz. Ayer, la Ertzaintza puso freno a su periplo criminal después de haber ejecutado, supuestamente, más de 50 robos en establecimientos de hostelería. Fundamentalmente se han dedicado a atracar locales de la capital, aunque también han dejado su huella en la comarca guipuzcoana del Alto Deba. Una meteórica carrera que, si se cumplen las expectativas de sus víctimas, podría truncarse en caso de que el juez encargado de su caso dicte prisión provisional contra ellos. “Confiamos en que no les dejen libres”, señalan con angustia las titulares del café restaurante Los Huetos, establecimiento que ha sufrido nada menos que tres robos en menos de 15 días, todos ellos cometidos por esta pareja de atracadores.

Ella, 26 años, de complexión delgada y apariencia menuda. Él, de 42 y mucho más alto. Su modus operandi, tan sencillo como efectivo. Un coche para llegar y largarse a toda prisa, una maza o un hacha para abrirse camino hasta el interior del establecimiento y un minuto de tiempo como máximo dentro del local. Dos objetivos prioritarios: reventar la caja registradora si la encuentran cerrada y siempre abrir a golpes la máquina tragaperras para vaciarla.

“¿Otra vez?”. Cada uno de los vecinos de Sansomendi que ayer por la mañana pasaba por la puerta de Los Huetos, observaba a través de la cristalera destrozada, buscaba con la mirada a las gemelas que regentan el local y formulaba la misma pregunta con incredulidad. “Sí, otra vez”, respondían con resignación las jóvenes después de cada consulta.

En cuestión de dos semanas, el local ha sufrido tres atracos. Siempre idénticos. Siempre cometidos por la misma pareja. Ayer, los agentes de la Ertzaintza no necesitaron de un plan estratégico para darles caza. Sabían que podían actuar en cualquier momento y estaban preparados. A las 3.50 horas, saltó la alarma en la avenida de Los Huetos y comenzó la persecución. El asalto no les llevó más de un minuto. De un mazazo abrieron un agujero en la cristalera, vieron que la caja registradora estaba vacía y fueron a por la tragaperras. Un par de golpes, vaciar la tolva de monedas y fuera. De vuelta al Ford Mondeo gris y huida a toda velocidad. La siguiente parada de la pareja tuvo lugar en el barrio de Lakua, más concretamente en la calle Sierra de Aralar. Ajenos a la operación policial que los situaba en su punto de mira, emplearon el mismo método para desvalijar la máquina recreativa del bar Steel. De nuevo abandonaron el lugar rápidamente y salieron del núcleo urbano. Se dirigieron a una gasolinera para repostar.

Fue precisamente en la gasolinera, ubicada en el área de servicio de Lopidana donde los ertzainas se les echaron encima. La descripción de ambos y el modelo de coche empleado coincidían, así que procedieron al registro del vehículo. En el maletero hallaron la maza de obra empleada para hacer saltar las lunas junto con otras herramientas, guantes, una gorra, un buff y diversas prendas empleadas supuestamente para tratar de despistar a los agentes. En el asiento trasero, dos hachas que utilizaban para abrirse paso a través de las puertas de los locales, y en el suelo de la zona del copiloto, un montón de monedas procedentes de las tripas de las tragaperras y que, una vez contabilizadas, sumaron un total de 600 euros. Los agentes también encontraron dentro del vehículo una caja de azucarillos y sobres de café que evidenciaba su paso por los locales asaltados.

Al parecer, los dos integrantes de la pareja podrían ser toxicómanos que realizaban estos golpes para mantener su apresurado ritmo de vida, que incluía vivir en la zona noble de Vitoria. Cometieron sus primeros robos de una forma mucho más inexperta, a cara descubierta y empleando mucho más tiempo del necesario, pero poco a poco fueron perfeccionando su técnica, ocultaron sus identidades y redujeron drásticamente la duración de los asaltos. En sus golpes más recientes no requerían más de 30 segundos para entrar, revisar, hacerse con el dinero y escapar.

Según indicaron ayer los portavoces del Departamento vasco de Seguridad, la Ertzaintza investiga la presunta participación de los detenidos con otros robos similares cometidos a lo largo de los últimos meses en establecimientos de hostelería, tanto de Vitoria como de localidades del Alto Deba en Gipuzkoa.