on mimo habían preparado los directivos albiazules el largo por aquella época viaje a Barcelona para enfrentarse al RCD Espanyol en su feudo. Los pericos jugaban en Can Ràbia, llamado más tarde Campo de Sarrià, y denominado de esta manera debido a una especie de fonda que existía en el paraje y en la que paraban muchos viajeros que se acercaban a Sarrià. Estaba en marcha la temporada 1932-33, última de las tres consecutivas que jugó el Deportivo Alavés en Primera en su época de estreno en la misma, llevándose disputadas seis jornadas y siendo el conjunto de Mendizorroza colista, con sólo un partido ganado de los seis disputados, pese a que ese único partido ganado hubiese supuesto, nada más y nada menos, que una victoria sobre el Racing santanderino por 8-2. Este resultado supone, hasta la fecha, el partido con mayor número de goles marcados por los albiazules en la máxima categoría del fútbol estatal. El resto de los cinco partidos jugados esa temporada se habían saldado con derrotas. Por su parte, el RCD Espanyol comandaba la clasificación con cinco victorias y un empate.

Para que el viaje resultase menos oneroso a las arcas del club, el Deportivo Alavés había contratado un partido amistoso en el viaje de ida, un práctica que realizaban muchos equipos, bien a la ida o a la vuelta, con el mismo fin. Tras recibir proposiciones económicas de la UE Sants de Barcelona y UE Tàrrega, se decidió por esta última oferta disputándose el partido en la localidad ilerdense el día de Reyes de 1933. El Deportivo Alavés perdía este encuentro amistoso frente al campeón catalán de segunda categoría, por 6-1, alineando los albiazules varios reservas, Avelino Mardones, Luzuriaga, Undabarrena y Barañano, no empleándose a fondo en la segunda parte de cara al encuentro del domingo, tras haber finalizado el primer tiempo con empate a cero. La expedición albiazul llegó el mismo día de Reyes a la noche a Barcelona, alojándose en el Hotel Marina, cercano a Las Ramblas, dónde aguardaron la hora y el día del partido, 2,45 horas del domingo 8 de enero, sin saber lo que les iba a venir encima a última hora de la tarde.

El encuentro frente al Espanyol supuso la sexta derrota consecutiva albiazul, pese a que habían realizado un gran partido. Las crónicas catalanas incluso reconocieron este aspecto, destacando sobre todo la primera mitad, ya que el Deportivo Alavés se retiró al descanso con ventaja en el marcador de 0-1.

Tras la derrota, futbolistas, directivos y técnicos vuelven al hotel en autobús. El regreso estaba programado para primera hora del día siguiente. Entre las 18.00 y 20.00 horas estalla en Barcelona, además de en otros puntos de Cataluña y del Estado, un levantamiento anarquista revolucionario en contra del Gobierno Republicano de Manuel Azaña. Alrededor de 40 bombas estallan en las calles de la Ciudad Condal, hay enfrentamientos a tiros entre obreros y guardia de asalto, se realizan intentos de embestidas a cuarteles, Palacio de Justicia. Y todo ello muy cerca del hotel del Deportivo Alavés. La jornada se salda con varios muertos y heridos entre los anarquistas y la policía. El capitán Antero tuvo problemas en Las Ramblas para regresar al hotel, el defensa Arana estuvo toda la noche debajo de su cama, tapándose la cabeza con una almohada para no oír el ruido de los disparos en la calle, y Zuazola, el chófer del autobús, salió de un cine con los brazos en alto, sorteando algún cadáver, a requerimiento de la Guardia de asalto. A primera hora del día siguiente, la expedición pone rumbo a Vitoria y al ir alejándose de Barcelona, algunos albiazules no paran de exclamar: ¡¡¡Vamos para casa!!!

9 de enero de 1985

El Alavés llega 2 horas antes del partido a Vigo y vence al Celta con goles de Idigoras y Valverde.

9 de enero de 2000

Este año tampoco. Alavés 1-2 Athletic. Julio Salinas adelanta a los albiazules de penalti.

9 de enero de 2006

Tras perder frente al Real Zaragoza el día anterior, Piterman destituye a Chuchi Cos y entra Oliva.

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El autobús del Arenas de Guecho que regresaba de Sevilla tras enfrentarse al Real Betis, fue parado en la carretera por la Guardia Civil al llevar una bandera rojinegra, sus colores y los mismos de la bandera anarquista, encima del autobús. Enseñó la documentación y siguieron su viaje.

“Trágica jornada del domingo. Movimiento revolucionario fracasado. 9 muertos y gran número de heridos en Barcelona. También hay numerosas víctimas en Cataluña. La fuerza pública sufrió sensibles bajas”.