Ser hijo de un jugador reconocido y dedicarse al fútbol no es fácil. Aunque esto puede abrir puertas de primeras, uno debe asumir que va a estar expuesto tanto a las comparaciones como a las críticas por favoritismo. Algo que se amplifica si, además, el entrenador del equipo es tu padre, como bien sabe Giuliano Simeone, quien vive su segunda temporada en el primer equipo del Atlético de Madrid.

Desde que se marchó del Deportivo Alavés, reclamado por el Cholo cuando se había cerrado una nueva cesión a Mendizorroza, Giuliano ha tenido que combatir contra la etiqueta de “hijo de”. Su garra y valentía, de la cual disfrutaron los hinchas babazorros durante meses, hicieron acallar las voces contrarias en un principio; pero, siempre que el equipo ha ido mal, él ha sido uno de los focos de los ataques.

La presión sobre Giuliano aumentó al comienzo de esta temporada. Tras otro verano de gran inversión en fichajes, el Atlético solo sumó seis puntos en las primeras cinco jornadas –uno de ellos en Mendizorroza– y tampoco arrancó bien en la Liga de Campeones, cayendo en Anfield. Fue entonces cuando se volvió a poner en tela de juicio la labor del Cholo y el nivel de la plantilla colchonera.

A Giuliano le criticaban que solo era corazón. Que no tenía el talento ni la cabeza suficientes como para jugar en un club que aspira a ganar LaLiga y llegar lo más lejos posible en Europa, menos como titular. Ya se sabe cómo son este tipo de aficiones, exigentes al máximo y con poca paciencia. Aparte de nula memoria. Pero, ante la adversidad, el atacante exalbiazul no agachó la cabeza, dio un paso adelante.

Aunque les ha costado, los colchoneros han conseguido reaccionar y, ahora mismo, ocupan ya la cuarta posición en Liga. Su balance en las últimas seis jornadas es de cinco triunfos y un empate, siendo suya la mejor racha. Además, se llevaron el derbi ante el Real Madrid, goleada incluida (5-2), y han sumado dos victorias en Champions. Su único punto negro ha sido la derrota en el Emirates Stadium (4-0).

GIULIANO, CLAVE

Y uno de los artífices de esta reacción del Atlético está siendo Giuliano. Más allá de los goles y las asistencias, el extremo argentino está liderando la ofensiva rojiblanca desde la banda derecha, rompiendo en velocidad a cualquier lateral rival y haciendo mucho mejores a sus compañeros. Esto último, gracias al criterio para tomar la mejor decisión en cada momento. Ha ganado tres MVPs en ocho días.

Su actuación de anoche frente al Union Saint-Gilloise en el Metropolitano es la muestra más reciente del gran pico de nivel por el que pasa. No son pocos los que ya le señalan como uno de los futbolistas en mejor forma de Europa. Y, ahora que se ha quitado la etiqueta, solo le queda seguir demostrando que, si está en el primer equipo del Atlético, es porque se lo merece, no debido a que su padre es el técnico.

Giuliano, con el Alavés. Alex Larretxi

Mendizorroza, por supuesto, siempre se quedará con la duda de qué podría haber sido una segunda campaña de Giuliano en el Alavés. La afición apenas pudo disfrutar de la primera, pues no pudo jugar a buen nivel hasta marzo por la entrada criminal de José Matos en pretemporada, y el curso acabó cuando ya era una pieza clave para Luis García Plaza. Tremenda dupla formó con Javi López por la izquierda.