Se acabó por fin la maldición en Bilbao. El Alavés tomó San Mamés casi dos décadas después brindando una jornada inolvidable a todos los niveles que su masa social tardará en olvidar. Su último triunfo a domicilio en la capital vizcaína databa de noviembre de 2005 por 0-2 gracias a dos goles de Nené y Bodipo con el consiguiente desasosiego.
Desde entonces, excesivos sinsabores y resultados casi siempre adversos que este 13 de septiembre de 2025 llegaron a su fin gracias a un conmovedor despliegue físico y una victoria forjada a base de toneladas de oficio y seriedad.
El Alavés no puntuaba en Bilbao desde hace cuatro temporadas. Tampoco había sido capaz de marcar desde la campaña 2018-19, pero esta estadística aterradora saltó por los aires gracias a un gol en propia puerta de Berenguer al intentar despejar un centro de Denis Súarez, una de las valientes apuestas de Coudet en el descanso junto a Boyé y Toni Martínez.
Tras casi 11 horas de juego (642 minutos) sin marcar en Bilbao, el Alavés puso fin una pesadilla que perduraba demasiado en el tiempo.
El equipo albiazul esperó su momento, jugó con los nervios de un Athletic huérfano de su mejor baza (Nico Williams) y dio el golpe de gracia a un anfitrión completamente maniatado y sin margen para crear excesivo peligro sobre el área de Sivera.
Tras un saque de esquina a su favor jugado hacia atrás, Aleñá puso un balón de oro para Denis Suárez y el envío al área del ex del Villarreal tuvo la fortuna de acabar dentro la red local. El balón cogió una altura mortal de necesidad para Unai Simón una vez fue ligeramente desviado por Berenguer.
De ahí hasta el final un titánico ejercicio de resistencia por parte del Glorioso, ya con tres centrales sobre el campo tras la entrada de Pacheco, y un manejo del tempo del partido con grandes dosis de sabiduría hasta la consecución de tres sabrosos puntos que dejan al Alavés en una posición realmente envidiable con siete puntos de 12 posibles.
En definitiva, difícil pedir más en un arranque de ejercicio donde pese, a la dificultad de los rivales, el Alavés está consiguiendo ser un conjunto granítico que se indigesta a los rivales. Con el suficiente fondo de armario y alternativas válidas en su plantilla para hacer modificaciones en el once sin que el rendimiento colectivo se resienta, cabe la opción de pensar en algo más que la permanencia.