Preguntar a la mayoría de aficionados babazorros sobre el asalto del Deportivo Alavés a San Mamés supone rememorar los goles de Nené y Rodolfo Bodipo en el curso 2005-06. Por aquel entonces, alegrías como ganar al Athletic en su casa por segunda vez en la historia –la primera en Liga– servían para desconectar de una triste realidad que, no mucho después, estaría muy cerca de provocar la desaparición del club gasteiztarra.
Existe, no obstante, una conquista del bastión bilbaíno más reciente, con final feliz y que ha tenido bastante mayor relevancia en el porvenir del Glorioso. No fue contra el primer equipo rojiblanco, pero no por ello debe ser menospreciada. Al contrario. Lo ocurrido el 4 de mayo del 2013, hace más de doce años, es una de las razones por las que el conjunto albiazul lleva ocho de las últimas nueve temporadas en Primera División.
Aquel día, el Alavés venció al Bilbao Athletic en el viejo San Mamés (1-2) y esos tres puntos le permitieron asegurar en la siguiente jornada, contra el Tudelano en casa, la primera plaza del grupo 2 de Segunda B. El Eibar y el propio filial de los leones fueron los principales oponentes de la escuadra de Natxo González en esa pelea a lo largo de toda la temporada, que era la cuarta consecutiva de los gasteiztarras en la categoría de bronce.
“La primera imagen que me viene a la cabeza al recordarlo es del momento que saltamos a calentar. Salir del túnel, mirar a la grada y ver a tantos aficionados de albiazul es algo difícil de olvidar”, cuenta Óscar Rubio. Alrededor de 4.000 fueron los babazorros desplazados a Bilbao en aquella tarde primaveral. El estadio rojiblanco, según añade el exalavesista, se convirtió en “un pequeño Mendizorroza”. Fue “como un partido más” en casa.
GRAN PROTAGONISTA
Rubio, cabe recordar, fue el gran protagonista de ese encuentro. Jonxa adelantó al Bilbao Athletic en la primera mitad y, tras un descanso en el que la plantilla habló sobre la necesidad de “dar un plus”, Borja Viguera y él marcaron los tantos de la remontada. “Si te soy sincero, no sabía qué hacer. Al no estar acostumbrado a marcar goles, simplemente corrí al córner como un loco, dejándome llevar por la emoción”, admite entre risas.
De lo que sí fue consciente el futbolista ilerdense es de lo mucho que significaba ese gol. Fue “dar un golpe sobre la mesa” en la lucha por quedar primeros, lo cual daba “mucha ventaja” de cara al play off. En la extinta Segunda B, los líderes de cada uno de los cuatro grupos se enfrentaban entre sí y los dos que ganaban la primera eliminatoria ascendían de manera directa a Segunda. Los otros dos, además, tenían una vida extra.
Y sin ese asalto a San Mamés, que permitió semanas después superar al Real Jaén en la promoción y volver al fútbol profesional, es posible que el Alavés no fuera lo que es hoy en día. “Yo creo que, si hubiéramos fallado aquel año, el Glorioso habría terminado subiendo tarde o temprano. Pero sí me siento orgulloso de haber aportado mi pequeño granito de arena para que ahora el club esté donde merece estar”, manifiesta Rubio.
El catalán, que defendió la elástica albiazul en 105 ocasiones, también vivió otro de los puntos de inflexión de la historia babazorra reciente, como lo fue la salvación épica, con gol de Guzmán, en Jaén. Y tanto él como el resto de futbolistas, entrenadores y trabajadores que ayudaron al alavesismo a huir del infierno merecen ser reconocidos: “No he marcado muchos, pero el de San Mamés es el gol más importante de mi carrera”.
EL DERBI DE MAÑANA
Hablando del presente, sobre el derbi entre el Athletic y el Alavés, Óscar Rubio explica que lo fundamental en citas tan importantes como la de esta tarde es “controlar las emociones”. Para él, “igual de malo” es “estar relajado” que “pasarse de revoluciones”, pues ambas situaciones llevan a “cometer errores” que decantan estos partidos.
ÓSCAR RUBIO, EN LA ACTUALIDAD
Óscar Rubio, mientras tanto, vive un momento de incertidumbre. Pese a sus 40 años, se ve “con fuerzas” para seguir al pie del cañón -ha jugado casi todo esta campaña-, pero el futuro de su club, el Lleida, no está claro. Necesitan la entrada de nuevos inversores para que el proyecto siga adelante y evitar una nueva desaparición. Algo que no se merecen.
El ilerdense espera, eso sí, que los babazorros puedan aprovechar el cansancio y la reciente decepción de los leones en la Europa League, aunque no niega que los de Coudet deberán “mostrar su mejor versión” para tener opciones de conquistar San Mamés. Motivación no puede faltar, pues estos tres puntos “encarrilarían” la permanencia.