El pasado 2 de enero, cuando se abrió el mercado de fichajes invernal en LaLiga, la gran mayoría de la parroquia alavesista coincidía en que el lateral izquierdo era uno de los puestos a reforzar de cara a la segunda vuelta. Y esa opinión tenía mucho sentido por entonces, pues esa estaba siendo la zona que los rivales castigaban cada fin de semana. Era el talón de Aquiles defensivo del equipo y, además, no aportaba casi nada al ataque.
Lo que era difícil de prever era el paso al frente de Manu Sánchez, que empezó siendo suplente para Eduardo Coudet. Cuando llegó, la idea del técnico argentino fue que Moussa Diarra ocupara el carril, como hizo contra Osasuna y el Athletic, pero la lesión de Santi Mouriño lo cambió todo. Sin el uruguayo, el maliense pasó al centro de la zaga y eso hizo que el “3” recuperase su puesto en el once, de donde solo ha vuelto a salir una vez.
Entre enero y febrero se siguió viendo al Manu dubitativo de los meses con Luis García. Ese que comete errores atrás y que tampoco tiene la confianza suficiente como para subir su banda. Desde que entró marzo, sin embargo, todo ha cambiado. De la noche a la mañana, el madrileño despertó y está siendo uno de los artífices de la remontada albiazul, con dos triunfos, otros dos empates y una derrota en las últimas cinco jornadas.
En Montilivi, sin ir más lejos, Manu apenas sufrió al defender a Asprilla. Solo hubo una acción en la que el extremo gironí pudo poner a prueba a Antonio Sivera. Y ni siquiera lo hizo, pues su volea se marchó desviada. Los de Míchel volcaron sus ofensivas en la banda contraria, donde Mouriño le arruinó el día a Danjuma, y esa gran labor de ambos laterales fue una de las claves por las que el Alavés pudo llevarse los tres puntos.
Y no fueron solo sensaciones, su notable actuación también la refrendan números. Fue el babazorro que más tiros bloqueó (4) y el tercero con más despejes (5), por detrás del propio Mouriño (8) y Abqar (6). También robó dos balones, en lo que solo le superó Carlos Vicente (5). Todo ello siendo un futbolista que, hasta hace no mucho, era criticado cada semana por su labor defensiva. Y en Vigo la opinión era la misma.
Una semana antes, contra el Rayo Vallecano en Mendizorroza, Manu fue de lo poco salvable del Glorioso junto a Nahuel Tenaglia. Tanto el de Saladillo como él, además de cumplir con sus obligaciones atrás, irrumpieron como los principales puñales de Coudet ante la poca profundidad de los extremos. Fueron los dos jugadores que más tocaron el balón y los que, incorporándose una y otra vez, más centros colgaron al área.
Según la plataforma WhoScored, que valora las actuaciones individuales de cada futbolista mediante los datos que recoge en cada partido, su nota en las últimas cinco jornadas es 7,16, siendo su mejor actuación frente al Villarreal y la más floja contra Las Palmas. Una calificación que solo mejora Mouriño (7,30). Buena muestra de que la zaga, aun con sus cosas pendientes de mejorar, ha dado un paso adelante últimamente.
UN RETO EXIGENTE
El reto con el que llegó Manu Sánchez a Mendizorroza no era baladí. Además de reemplazar a un Javi López que había explotado al fin ese nivel que se le suponía, siendo de los carrileros más determinantes de la categoría, el madrileño tuvo que hacer frente también a la sombra de Rubén Duarte. Y era larga. Antes de marcharse a México, el almeriense era uno de los capitanes y pasaba por el mejor momento de su carrera.
Recuperar la mejor versión de Manu, que se había visto, sobre todo, en su cesión en Osasuna, es uno de los éxitos de Coudet en el banquillo babazorro. No se le había visto a este nivel a las órdenes de Luis García. Ahora está por ver si consigue hacer lo mismo con otros futbolistas que deben ser importantes en este epílogo de la campaña, como son los casos de Abqar, Ander Guevara, Joan Jordán, Carlos Protesoni o Toni Martínez.