Hablar de finales a estas alturas de la temporada, cuando todavía falta por jugarse gran parte de la segunda vuelta, es precipitado. Lo que, en cambio, no lo es tanto es calificar de fundamentales los próximos encuentros del Deportivo Alavés. En ellos no se va a decidir si el club mantiene o no la categoría, pero sí van a servir para ver si los gasteiztarras tienen argumentos o no para confiar en una nueva permanencia.
Una manera curiosa de medir la relevancia de esos compromisos es que, si Luis García Plaza siguiera al frente del barco babazorro, no hay duda alguna de que recurriría a sus simbólicas frases en euskera para la llamada a las armas. Eduardo Coudet todavía no se ha atrevido a ello, pero es indiscutible que tiene las mismas ganas de conseguir el objetivo. Y mucho de ello va a depender de que el Glorioso se haga fuerte en casa.
Por Mendizorroza pasarán dos rivales directos en tres semanas y, entremedias, esperará un tercero. El Getafe será el primero de los obstáculos de esta racha de partidos determinantes. Y tremendo escollo. Los de José Bordalás no solo son un oponente siempre difícil e incómodo, sino que llegan al Paseo de Cervantes en un muy buen momento de forma, sin haber conocido la derrota en las cuatro últimas jornadas.
Ganaron a Las Palmas y Real Sociedad a domicilio y empataron ante el Barcelona y el Sevilla en el Coliseum Alfonso Pérez. Gracias a esta dinámica, han sacado la cabeza de la zona roja y están ya con 24 puntos, tres más que los albiazules. Tampoco sirve como precedente favorable lo ocurrido en la primera vuelta. Los azulones vencieron por 2-0 al Alavés de Luis García, en lo que, para el técnico, fue la peor actuación hasta su adiós.
El siguiente en el calendario será el Leganés, que tiene 23 unidades. Los pepineros se llevaron unas tablas de Mendizorroza en noviembre y ahora confiarán en lograr otro buen resultado en Butarque. Pueden llegar, eso sí, muy tocados a la cita. La derrota en el derbi con el Rayo fue un duro golpe, ahora les toca medirse con el Real Madrid en la Copa del Rey y, antes de recibir la visita del Glorioso, les espera el Valencia en Mestalla.
Tras el Getafe y el Leganés, el tercer rival directo consecutivo al que tratará de batir el Alavés es el Espanyol. Los pericos son, precisamente, los que han mandado a los albiazules a los puestos de descenso por primera vez en un año y medio y, actualmente, marcan la salvación con 23 puntos. Al igual que los de Bordalás, los de Manolo Jiménez pasan por su mejor momento del curso, habiendo dado la campanada ante el Madrid.
Aunque estuvo en la cuerda floja, el club blanquiazul confió en el entrenador que les devolvió a la élite y, de momento, le están saliendo bien las cosas. Van a sufrir, eso es innegable, pero ha habido una reacción y harán lo posible por darle continuidad. El gol average con el Glorioso lo tienen ganado, al menos hasta que ambos se encuentren el próximo 22 de febrero. 3-2 fue, con hat-trick de Javi Puado, como acabó su anterior cara a cara.
Esto último, en realidad, ha sido la tendencia del Alavés en lo que va de campaña. El balance de los gasteiztarras contra sus iguales –los ocho de abajo en la tabla– es de una victoria, tres empates y cuatro derrotas. Los albiazules solo han podido vencer a Las Palmas entre sus rivales directos, cuando la temporada pasada había sido todo lo contrario. Caer frente al Real Valladolid, por ejemplo, fue especialmente doloroso.
Está por ver si la actividad en el mercado de invierno, que bajó su persiana el lunes, y las semanas de trabajo con Coudet le son suficientes al equipo para darle la vuelta a la situación. La imagen en las últimas no ha sido mala, mereciendo más contra el Girona y el Barça, pero lo que vale son los puntos. Y la realidad es que, desde que el entrenador argentino tomó las riendas, se han sumado 7 de 21, lo cual continúa siendo insuficiente.
Y DESPUÉS...
Superados estos tres compromisos fundamentales, el Alavés tiene en el horizonte al Mallorca (F), Villarreal (C) y Las Palmas (F), pero de nada sirve mirar tan lejos. Como ya ha dicho alguna vez el Chacho: “Partido a partido”. Y ahí solo entra pensar en el Getafe. La última vez que los azulones pasaron por Mendizorroza fue para ser espectadores de una tarde-noche de celebración.