El Deportivo Alavés de esta temporada es un equipo errático en los momentos clave. Así lo manifestó Luis García Plaza el viernes, antes de recibir al Leganés, y del mismo modo pudo volver a comprobarse horas más tarde, cuando los pepineros estuvieron a punto de asaltar Mendizorroza. Solo un latigazo de Carlos Vicente en el epílogo impidió otro batacazo en casa que, probablemente, hubiera supuesto el adiós del técnico madrileño.

Las carencias en ataque se apreciaron, sobre todo, durante el primer cuarto de hora de juego. Ahí, los babazorros tomaron la batuta y casi maniataron a su rival, merodeando de manera constante la portería de Dmitrovic. Algo que, sin embargo, no supieron traducir al marcador, y eso que ocasiones para ello hubo: Carlos Martín y, sobre todo, Tenaglia, en una acción de estrategia, tuvieron ante sí la oportunidad de marcar el 1-0 y no acertaron. 

Esas, dentro del área, fueron las más evidentes, pero hubo otras ofensivas que, por desacierto en el último pase o falta de confianza, se vieron igualmente truncadas. Y mucho, claro está, habría cambiado la narrativa del encuentro si el Alavés hubiera sido capaz de tomar ventaja al principio. En especial, si se considera los problemas que estaba teniendo Leganés para circular el balón y llegar a las inmediaciones de la meta de Sivera.

En aprovechar los buenos momentos y en minimizar daños durante los malos se basa el fútbol, pues el rival también juega, y los gasteiztarras no estuvieron acertados en ninguna de las dos fases. Cuando el Leganés se encontró sobre el césped del Paseo de Cervantes, necesitó mucho menos que el Glorioso para crear dos ocasiones clarísimas que, si no subieron al electrónico, fue por las heroicas paradas del santo babazorro. 

Unas intervenciones que, de forma contraproducente, dieron más inseguridad que confianza al equipo. Las dudas tomaron mayor protagonismo con cada acercamiento visitante y así se llegó al descanso mereciendo menos que el rival. Tendencia que, cabe destacar, se mantuvo en la segunda mitad. El gol pepinero llegó en el minuto 67, pero se veía venir desde mucho antes: aun con la posesión, el Alavés estaba ausente.

52

En imágenes: Alavés 1-1 Leganés Iñigo Foronda

La retaguardia gasteiztarra fue una autopista para el Leganés. Tanto por las pérdidas en la medular, acompañadas por repliegues muy pobres, como por el balance defensivo en las transiciones, desordenado y, por ende, repleto de espacios muy favorables para los visitantes. Menos mal que los de Borja Jiménez tampoco mostraron excesiva efectividad de cara a portería, porque el daño hubiera sido crítico de lo contrario. 

NECESARIA UNA REACCIÓN

Comparando el balance en las áreas de la temporada vigente con el de la pasada, el Alavés lleva dos tantos más a favor, pero también seis más en contra. Ahí se ve la diferencia en términos defensivos, pero no menos importante es destacar que varios de los goles marcados este curso no han tenido ningún valor precisamente por los errores atrás (Espanyol, Real Madrid y Real Valladolid, seis dianas para tres derrotas, dos ante rivales directos). 

Urge una reacción y la misma pasa por que la plantilla recupere la confianza que mostraba en agosto y septiembre, cuando, pese a perder también partidos, se veía a un equipo valiente, con las ideas claras y personalidad. De no ser así, y visto el calendario que resta por delante (Osasuna, Athletic y Valencia en Liga), nada evitará que el Glorioso acabe el año en puestos de descenso, los cuales no tocó en toda la temporada pasada.