Doce jornadas y un cambio de entrenador han tenido que pasar para que el Alavés B estrene por fin su casillero de victorias en la presente temporada. El debut de Molo Casas al frente del Miniglorias hizo buena la dicha de los entrenadores nuevos y el duelo ante el Anguiano se resolvió con triunfo babazorro.
Un penalti transformado por Lucas Moura ya entrado el cronómetro en el último cuarto de hora dio los tres puntos al filial alavesista, que no sale de los puestos de descenso pero sí reduce las distancias respecto a la fatal línea que condena a la pérdida de categoría.
Aunque el tanto que materializó el triunfo se hizo esperar, ya desde los inicios se vio que algo empezaba a cambiar en los esquemas de juego del Miniglorias.
Molo quiso que su equipo dominase a través del balón y fueron los albiazules los que llevaron la iniciativa desde unos primeros minutos que llevaron a su vez una mala noticia a las filas vitorianas, ya que apenas transcurridos siete minutos José de León tuvo que retirarse lesionado. Aimar González le relevó en la banda izquierda de la mediapunta.
La mayor posesión del Alavés B no fue sinónimo de generar ocasiones de gol, escasas en el primer tiempo por la buena labor defensiva de un Anguiano muy ordenado atrás y que demostró que ser nuevo en la categoría no está reñido con saber manejarse con oficio.
Se fueron de vacío, pero los de Héctor Urquía demostraron en su paso por Ibaia que no es casualidad su cómoda posición en mitad de la tabla, un hito para un equipo de una población de poco más de 500 habitantes.
Jay, el más activo en el ataque babazorro, tuvo en sus botas por dos veces la posibilidad de abrir el marcador, pero no acertó en la definición final ante el inspirado Roberto, guardián de la portería riojana.
Molo movió el árbol con la entrada de Tomás Mendes por Edu Fontana en el descanso y la de Lucas Moura por Diego Morcillo ya mediado el segundo tiempo.
Sirvieron los cambios para dotar al filial alavesista de mayor profundidad, especialmente cuando el desgaste físico empezó a pasar factura y las cerradas costuras tácticas de los visitantes fueron abriéndose.
Gol de penalti
Hasta que en el minuto 77 llegó la acción clave del duelo. Un ataque albiazul acabó con un derribo a Lander Pinillos en el interior del área y el colegiado señaló penalti. Lucas Moura asumió la responsabilidad desde los once metros y no falló en su lanzamiento. Alegría para el equipo, para la afición congregada en la José Luis Compañón y para un jugador demasiado castigado por las lesiones en los últimos tiempos.
Lo más difícil estaba hecho y quedaba la no menos complicada tarea de conservarlo. Molo refrescó fuerzas en la recta final con las entradas de Fran Tafalla y Andoni Arzak, que aportaron contención ante el empuje de un Anguiano que no bajó los brazos, pero que no encontró el camino para encontrar esa ocasión que los riojanos buscaron ante una zaga alavesista siempre atenta para abortar el peligro.
El pitido final consumó la anhelada primera victoria de la temporada y permite al Alavés B mirar hacia el futuro con más optimismo en la nueva etapa que abre con Molo Casas.
Tras sumar por primera vez los tres puntos, ya no parecen tan malos los siete empates que mantuvieron a flote a un Miniglorias que mira ya hacia el siguiente reto, la visita a un rival directo en la zona baja como el Barbastro.