El de ayer no fue un día cualquiera para el Leganés. Gracias a su victoria (2-0) frente al Elche, los pepineros amarraron la segunda plaza de ascenso directo a LaLiga y pusieron fin así a su periplo de cuatro campañas por la categoría de plata. Un éxito que, en otros casos, no hubiera sido relevante para el Alavés, pero que esta vez sí ha tenido cierto impacto gracias a Miguel de la Fuente, quien, precisamente, marcó uno de los goles de la tarde en Butarque.
Lo anterior se debe a que, tal y como había avanzado Sergio Fernández días atrás, el acuerdo de cesión entre el club gasteiztarra y el madrileño por el delantero vallisoletano incluía una opción de compra obligatoria en caso de ascenso que ha sido activada. La misma se fijó en dos millones de euros y podría ir a más, pues se agregaron variables en función de su rendimiento al sur de la capital. “Ya puedo decir que me quedo aquí. Soy jugador del Leganés y es lo que más quería en el mundo”, manifestó el propio Miguel.
La realidad es que su vuelta a Butarque no ha podido ser mejor. Salvo por un breve parón obligado a finales de año debido a una lesión, el de Tudela de Duero ha irrumpido como un fijo en los esquemas de su técnico, Borja Jiménez, y ha respondido a esa confianza con nada menos que trece goles. En LaLiga Hypermotion, solo Braithwaite (22), Peque (18), Bautista (17), Forés (16), Carlos Martín (15) y Curro Sánchez (15) han visto más veces portería.
ESFUERZO SIN GOL
Miguel, ya exalbiazul, llegó a Mendizorroza en el verano de 2021, tras brillar en el propio Leganés. Era propiedad del Real Valladolid en ese momento y, al acabar contrato, el Alavés fue quien más apostó por hacerse con sus servicios, cuando tenía a varios clubes de Primera siguiéndole la pista. No jugó mucho en su primera temporada como babazorro -la del descenso-, pero sí dejó detalles de que podría ser diferencial en la categoría de plata.
Arrancó bien, además. Marcó uno de los goles del Glorioso en el estreno triunfal de Butarque (1-2) y, a partir de ahí, fue titular para Luis García Plaza la gran mayoría de veces que estuvo disponible, incluida la gran final del Ciutat de València. Lo que, pese a los muchos minutos jugados, le lastró sobremanera fue su falta de efectividad arriba, al contrario de lo que se le ha visto durante este curso como pepinero. Siempre, eso sí, se dejó todo sobre el terreno de juego.