Un penalti transformado por Unai Ropero a nueve minutos del final permitió al Alavés B sumar un valioso triunfo ante la UD Logroñés, que encajó en Ibaia su segunda derrota en las 22 jornadas que se llevan disputadas. 

Pese disponer los visitantes de más ocasiones, el filial vitoriano supo sobrevivir en defensa y asestar en la recta final el zarpazo que le dio un triunfo con el que corta una racha de dos derrotas consecutivas y tres partidos sin ganar. Los de José Manuel Aira siguen en una zona de play off de la que hubieran caído de no sumar los tres puntos ante el conjunto riojano.

Pese a que el gol del triunfo se hizo esperar, el primer minuto ya hizo presagiar la ambición del filial babazorro, que en la primera jugada del partido obligó al guardameta visitante Kike Royo a lucirse para evitar una tempranera ventaja alavesista. Al aviso le siguieron unos diez primeros minutos en los que el Alavés B llevó la iniciativa y mandó sobre el terreno de juego.

Poco a poco trató de ir saliendo de la cueva la UD Logroñés, cuyos intentos morían ante la efectiva presión alta de los de Aira. Mediado el primer tiempo, un remate de cabeza de Jony tras centro de Iñaki empezó a advertir que el viento del partido cambiaba. 

No encontró el camino entre los tres palos ese remate, pero sí el que minutos después obligó a Gaizka García a intervenir de forma decisiva para evitar que un balón picado de Seguín llegara a las mallas. Otro remate de Seguín y una caída en el área reclamada como penalti por los visitantes fueron los últimos conatos de un primer tiempo en el que el Alavés B fue de más a menos y la UD Logroñés describió la trayectoria a la inversa.

El paso por los vestuarios no cambió la tendencia y, en el cuarto de hora inicial del segundo tiempo, los riojanos contaron hasta con tres claras ocasiones de gol.

Ejercicio de resistencia

Con Gaizka crecido bajo palos para mantener a su equipo en el partido, el Alavés B logró con el paso de los minutos igualar el partido en el centro del campo y, aun siendo los de Logroño los que mayor sensación de peligro daban, también el Miniglorias protagonizó alguna aproximación prometedora, siempre con Unai Ropero como faro ofensivo, que bien podría haber variado el resultado inicial antes de lo que lo hizo.

Entrado ya el cronómetro en los diez últimos minutos, una llegada alavesista terminó en unas manos de un zaguero riojano. Las protestas visitantes no sirvieron para cambiar la decisión del colegiado navarro y Unai Ropero tomó la responsabilidad de ejecutar desde los once metros. Con un golpeo raso y ajustado al poste superó la estirada de Kike Royo, que adivinó la intención pero no llegó a alcanzar el esférico.

Se fue arriba la UD Logroñés buscando no marcharse de vacío de Ibaia. Forzó diversos córners, cada uno una ardua batalla entre atacantes y defensores para ganar la posición, y ya en el tiempo de añadido dispuso de dos ocasiones claras para empatar. 

Sin embargo, un disparo de Unai García se marchó alto por poco en primera instancia y, después, apareció Gaizka para propiciar, con su última parada felina, que un remate de Urcelay encontrara como destino el larguero y no el interior de la portería.

Tras esta victoria tan sufrida como valiosa, el siguiente envite del Alavés B elevará todavía más el listón de la exigencia, ya que en la próxima jornada les espera en Lezama el líder Athletic B.