El Deportivo Alavés ha arrancado el 2024 de manera casi sobresaliente. Gracias a sus tres victorias consecutivas, y un empate previo, en sus últimos cuatro compromisos de Liga, los babazorros han abierto brecha con los temidos puestos de descenso, que ya están a diez puntos –la mayor distancia de toda la temporada–, y se acercan cada vez más no solo a la ansiada permanencia, sino también a una recta final más tranquila de lo esperado.

Es cierto que todavía queda camino por recorrer, como bien ha manifestado Luis García Plaza en varias ocasiones, pero las sensaciones que transmite el equipo en la actualidad son muy positivas. Aun con fases mejores y peores de juego, el Glorioso ha demostrado que siempre compite, sin importar el escenario, y eso no lo pueden decir muchos de sus rivales directos. Esta, precisamente, es una de las claves de la reciente buena racha. 

La puntería, claro está, es otra de ellas. La efectividad que se echó en falta en partidos como los del Barça o Las Palmas, contra quienes se mereció bastante más, ha aparecido por fin y, con ella, el Alavés no necesita ser infinitamente mejor que sus oponentes para tener opciones de ganar. Que el técnico babazorro tenga dudas de si alinear a Samu Omorodion o Kike García, dado el buen momento de forma de ambos, es una gran noticia para todos.

El propio esquema ofensivo, en la línea de esto último, también parece más afianzado. Fruto de la confianza, traducida en continuidad, de Luis García, el triángulo de lujo formado por Antonio Blanco, Ander Guevara y Jon Guridi cada vez se entiende mejor, lo cual facilita sobremanera las transiciones, y todos ellos dan la sensación de poder ir a más en los próximos meses. Valor de presente y futuro, pues los tres fueron fichados en propiedad.

Fundamental está siendo, igualmente, que las alas hayan vuelto a volar. El Alavés, para ser peligroso en ataque, requiere que sus extremos sean verticales y, gracias a la incorporación de Carlos Vicente, así lo están siendo. El futbolista maño ha caído de pie en Mendizorroza y, al añadir pimienta a la banda derecha –demasiado inofensiva durante la primera vuelta–, ha conseguido liberar al resto de sus compañeros, incluido a Luis Rioja.

Ahora bien, no solo la parcela ofensiva ha mejorado con el inicio del nuevo año. Pese a que la última media hora en el Power Horse Stadium dejó alguna duda, lo cierto es que la zaga también ha dado un paso al frente, y eso que ha estado muy condicionada. Tanto la gran labor de Rafa Marín y Rubén Duarte en el centro como de Andoni Gorosabel y Javi López en los laterales ha minimizado los daños por las bajas de Aleksandar Sedlar y Abdel Abqar. 

Y tampoco hay que olvidar, en ese sentido, a Antonio Sivera. Si bien, hasta la visita al Almería, se le había visto más dubitativo de lo habitual, el de Jávea aprovechó el duelo ante la escuadra indálica para subirse a la ola del resto de compañeros y ofrecer así una actuación sin igual. Sus intervenciones, dignas de cualquier guardameta con más publicidad, hicieron posible que el Alavés se marchara del feudo andaluz con tres puntos en la buchaca

Ese viento favorable, como es lógico, también deberían aprovecharlo los menos habituales. Nahuel Tenaglia, Carlos Benavídez y Abde Rebbach, por ejemplo, ya lo han hecho cuando han tenido ocasión y solo falta que hagan lo propio otros como Álex Sola, Ianis Hagi, Xeber Alkain o Giuliano Simeone. Cuantos más guerreros tenga Luis García a su lado, mejor le irá al Glorioso, sobre todo de cara a no bajar el nivel en las segundas partes.

LOS RIVALES DIRECTOS, AL RALENTÍ

Buena muestra de lo difícil que es conseguir rachas como la del Alavés en este mes de enero, con diez puntos de doce posibles, es que, si se limitara la clasificación al 2024, los gasteiztarras serían primeros. Solo el Girona, si bien el Real Madrid ha jugado un partido menos, aguantaría tal arreón y la diferencia con los tres equipos que ocupan puestos de descenso es abismal: Almería (1/12), Granada (3/9) y Cádiz (1/12).