La masa social del Alavés está inmersa en un ilusionante proceso de evolución. Mendizorroza se ha vestido de gala desde que arrancó la temporada y el conjunto vitoriano ha recibido el incansable apoyo por parte de su afición. Una ayuda sustancial, sobre todo para hacer del feudo babazorro un escenario hostil para los equipos rivales y poder sumar siete puntos de los ocho logrados hasta la fecha.

Este arraigo se demostró durante el pasado curso, donde los buenos resultados y especialmente el sentimiento de pertenencia por parte del equipo liderado por Luis García impulsaron todavía más el fervor por el Glorioso. Tras la consecución del ascenso y una vez recuperada la plaza en la máxima categoría, la masa social ha vuelto a crecer. 

Cada vez son más los jóvenes que quieren sumarse a la animación de Mendizorroza. El alavesismo se encuentra en uno de los puntos más álgidos de su historia. Basta con atender al número de abonados del Alavés, ya que en los primeros dos días de campaña de socios se llegaron a sumar 1.000 nuevos fieles. 

Mendizorroza, por su parte, ha respondido con éxito a la llamada del equipo en el duro desafío de mantener la fortaleza ante los transatlánticos del fútbol estatal. El feudo del Paseo de Cervantes se ha convertido en una caldera en los cinco partidos disputados en casa y ha sumado una positiva cifra de espectadores. 

De menos a más

La asistencia más baja en lo que va de temporada se registró en la segunda jornada ante el Sevilla, todavía en el periodo de las vacaciones de verano. Aquella victoria la presenciaron 15.308 espectadores, una cifra que no ha dejado de crecer en las últimas semanas. Por ejemplo, Ante el Valencia, Mendizorroza registró 16.641 aficionados, mil más que en la jornada anterior ante el conjunto hispalense. 

Posteriormente llegaron los dos primeros derbis del curso, donde Mendizorroza vivió auténticas fiestas del fútbol vasco en la grada. Pese a las duras derrotas sufridas ante el Athletic y Osasuna, quedó demostrado que el Alavés dispone de una afición de primerísimo nivel y el equipo de Luis García no dejó de recibir aliento de su afición. 

Ante el conjunto vizcaíno, en el derbi disputado durante un viernes, el estadio vitoriano congregó nada menos que a 19.421 espectadores, la que ha sido su cifra más alta en este curso. Ante Osasuna el número de aficionados se quedó cerca de igualar el anterior registro, ya que el derbi lo presenciaron in situ 19.035 personas. En el duelo más reciente, que fue el empate ante el Betis, 18.288 espectadores acudieron a la cita contra el conjunto verdiblanco.

No hay duda de que Mendizorroza ha dado un paso al frente. Y eso que los horarios tampoco han sido favorables en el comienzo liguero. Los primeros tres partidos del Alavés en casa se disputaron entre semana y, aunque se registrase una notable afluencia, la grada del Paseo de Cervantes mostró su rechazo por ser una víctima reincidente en los partidos entre semana.

Evolución sin precedentes

La positiva respuesta de afluencia de Mendizorroza es el fruto del trabajo de los últimos años. El sentimiento albiazul pudo haber quedado malherido tras el descenso de categoría, pero el alavesismo dio el do de pecho en su breve etapa en Segunda División haciendo del estadio vitoriano un auténtico fortín. Los datos, además, apuntan a una evolución sin precedentes en cuanto a la cifra de espectadores.

En la temporada 2021-22, recordada de manera ingrata por ser el fatídico curso del descenso, hubo 10.952 espectadores de media en Mendizorroza. Un número más bien pobre y que se batió de manera inapelable apenas un año después. En la pasada campaña, además de aflorar el sentimiento por el Glorioso, la media de espectadores fue de 14.028. Es decir, casi 4.000 más pese a competir en una división inferior. 

Ahora, en la máxima categoría, ningún partido del Alavés ha estado por debajo de los 15.000 espectadores, por lo que la evolución del alavesismo es tan evidente como ilusionante. El aumento de la afición y la llegada de nuevos seguidores resulta balsámico para el futuro del club y, en esta misma línea, para la propia plantilla albiazul. La comunión entre el equipo y la afición hacen de Mendizorroza un estadio coqueto y en el que se respira la autenticidad del fútbol. 

Tan solo se han disputado cinco jornadas en Mendizorroza y el balance es de dos victorias, dos derrotas y un empate. Todo ello ante rivales exigentes como son el Betis, Sevilla o Athletic Club, quienes luchan a priori por unos objetivos diferentes a los del Alavés. A la espera de que tanto rivales directos como los equipos más laureados como el Real Madrid o el Barcelona pasen por Mendizorroza, no hay dudas de que el feudo vitoriano es uno de los que más aprieta en Primera División.