El Alavés recibió su primera derrota (2-0) de la preparación ante el Valencia en su tercer ensayo de pretemporada. Un partido en el que el equipo valenciano, pese a alinear a muchos jugadores del filial, fue superior al cuadro vitoriano, que solo reaccionó en el tramo final del partido cuando el equipo de Rubén Baraja ya tenía una ventaja de dos goles. La Academia valencianista, con la asistencia del primer gol y la autoría del segundo, demostró que es un valor al alza.
Y eso que el Glorioso salió con ganas ante uno de los que será sus rivales en Primera División, un Valencia que aunque ya no es ni una sombra del equipo que fue hace unos años, intenta resucitar en un contexto de austeridad por la gestión de Peter Lim. Acaso por eso el Alavés salió sin miedo y en los primeros minutos buscó el protagonismo con el esférico.
Con el paso de los minutos, eso sí, fue el equipo de Rubén Baraja el que se hizo con el dominio de la posesión, aunque sin ocasiones más allá de un tiro lejano de Fran Pérez que atrapó sin problemas Sivera en su reencuentro con su exequipo.
Pasaba el tiempo de un partido totalmente enrocado hasta que en el minuto 22 Pablo Gozálbez lo intentó de volea desde la frontal y puso en apuros al guardameta del Alavés con un disparo que le botó justo delante.
Más allá de ello, lo cierto es que no se vio demasiado fútbol en ese tramo y la pausa de hidratación reveló cierta fatiga en los jugadores. Gayá tuvo la primera oportunidad después de que Gozálbez se ofreciera con una diagonal y dejara pasar el balón para que el lateral izquierdo se quedara solo, pero Sivera adivinó sus intenciones.
Se estaba llegando al final del primer periodo sin que el Alavés apenas se hubiera estirado cuando el Valencia se adelantó en el marcador al aprovechar Cenk un buen centro al segundo palo de Hugo González a la salida de un córner, un caramelo que el turco no desaprovechó. La defensa del Alavés pudo haber estado más atenta.
A continuación, el Alavés aprovechó un par de pérdidas del Valencia en el centro del campo para crear peligro, aunque Giuliano, muy activo en la presión, se encontró con un sólido Paulista.
De esta manera, se llegó al descanso con un resultado justo porque el Alavés apenas generó peligro y mostró mucha desconexión entre líneas, sin encontrar huecos ni poder ganar la espalda de la defensa valencianista.
Mejoría al final
A los tres minutos de la reanudación, Diego López puso a prueba a Sivera, que respondió con grandes reflejos para evitar el segundo. Se intentaba estirar el Alavés pero el ritmo decayó en la segunda parte y con el paso de los minutos y los numerosos cambios, el partido se desnaturalizó. El Valencia bajó su intensidad y ahí los hombres de Luis García Plaza tuvieron la oportunidad de jugar algo más cómodos.
Pese a ello, apenas fue capaz de generar ocasiones, con un juego demasiado plano, con poca chispa y sin encontrar lucidez en sus acciones. Así que el protagonismo fue para otro canterano local. Al ingresar en el terreno de juego, Martín Tejón recibió un pase de Hugo Duro, sentó al defensor del conjunto babazorro y definió con calma al palo derecho, lejos de Sivera, para el 2-0.
Una de las pocas noticias positivas de la tarde para el Alavés fue el debut de Rafa Marin, que no entró mucho en juego. Tampoco brillaron jugadores del filial como Diallo, Egoitz o Godoy, que ingresaron al césped en la segunda parte.
Fue entonces cuando el Alavés dio un paso adelante y Sylla tuvo una de las ocasiones más claras del choque. Fue una buena oportunidad para el Alavés, pero la tiró fuera el delantero en el mano a mano ante Mamardashvili. Los de García Plaza intentaban salir rápido pero de precipitaban y perdían el balón con facilidad.
El Valencia ya tenía los deberes hechos, se echó para atrás y dejó la iniciativa a los vitorianos, que hicieron una demostración de sus pocas ideas. Mamadou Sylla y Javi López dispusieron de dos ocasiones en los últimos minutos aunque se quedaron en eso. Fue una mejoría poco eficaz porque el dominio alavesista resultó estéril. Los de Luis García Plaza apenas dejaron algunos detalles, pero sobre todo la sensación de que queda mucho por mejorar.