Verano del 2012. El Deportivo Alavés quería finalizar a toda costa la travesía por el desierto que fue el periplo en la categoría de bronce. Y en una apuesta del club por regresar a la categoría de plata, Guzmán Casaseca se convirtió en uno de los nombres del proyecto encabezado por Javier Zubillaga. El atacante extremeño, después de firmar unas grandes temporadas en el Ceuta, recibió el interés de varios equipos por hacerse con sus servicios. No obstante, el de Badajoz se decantó por la oferta albiazul, que a la postre sería, tal y como asegura el propio Guzmán, “una de las mejores decisiones de su carrera”.

En su primera temporada como albiazul, Guzmán fue una pieza clave en el ascenso del Glorioso a la categoría de plata. Sumó ocho tantos y dio seis asistencias en un curso donde el Alavés, dirigido por el vitoriano Natxo González, no se desprendió en ningún momento del liderato. Una vez logrado el billete a la Segunda División, Guzmán se mantuvo como un pilar indiscutible en la dura temporada que vivió el conjunto babazorro. Después de tres entrenadores en un mismo curso y pese a que la permanencia fuese todo un milagro, el extremeño anotó el tanto de la victoria en la finalísima en Jaén.

El éxtasis en persona. El cabezazo de miles de alavesistas que vivieron una permanencia agónica, tanto en el estadio andaluz como a miles de kilómetros de Jaén. En este sentido, es lógico que Guzmán recuerde su paso por la capital alavesa con un especial cariño. “El vínculo que creó mi familia con Vitoria y el Alavés fue tan grande que nos hizo ser de allí. En la primera temporada logramos un ascenso y en la siguiente la salvación. Esos dos años me hicieron crecer como futbolista. Fue un punto de inflexión en mi carrera. Ir al Alavés en 2ªB fue la mejor decisión que tomé durante mi carrera”, recuerda con orgullo el histórico atacante albiazul. – I.G.