No terminó bien la expedición del Deportivo Alavés por tierras asturianas. Pese a que la intención, según explicó Luis García Plaza en la previa del partido, era acabar con la reciente imbatibilidad del Real Oviedo en casa llevando la batuta del juego y generando multitud de ocasiones, los gasteiztarras terminaron siguiendo la estela de los últimos visitantes del Carlos Tartiere. Todo ello, como consecuencia de un gol de Rodrigo Tarín (1-0) al que precedió la expulsión, por roja directa, de Abdel Abqar. 

Real Ovied-Alavés, en el Carlos Tartiere. LaLiga

Con la idea de dar continuidad, aunque sin éxito, a la buena racha, el técnico madrileño optó por no variar el once que tan buena actuación ofreció ante el Burgos en Mendizorroza. Sivera formó bajo los palos; Tenaglia, Abqar, Maras y Duarte repitieron en la retaguardia; Benavídez, Salva Sevilla y Guridi tomaron las riendas de la sala de máquinas; y tanto Luis Rioja como Alkain, de nuevo cambiados de banda, acompañaron a Miguel de la Fuente en la zona de ataque. Además, Antonio Blanco, se cayó de la convocatoria.

Respecto a la primera mitad, lo cierto es que el espectáculo brilló por su ausencia. Albiazules y carbayones se respetaron mutuamente en todo momento y, en consecuencia, tanto Sivera como Braat se convirtieron, al igual que los aficionados presentes en las gradas del Carlos Tartiere, en meros espectadores de la disputa. Solo Viti, superada la media hora de juego, fue capaz de provocar cierto arrebato en las gradas asturianas, donde, eso sí, la narrativa no tuvo que sorprender demasiado teniendo en cuenta los precedentes.

Buena muestra de lo anterior es que lo más reseñable, seguramente, fue la lesión del jugador local Hugo Rama, al que tuvo que sustituir Montoro en el minuto 24. Por lo demás, el Alavés intentó generar peligro, pero, al no arriesgar en exceso, no pudo encontrar huecos en la férrea muralla de la escuadra de Cervera. Miguel, aunque luchador, apenas entró en contacto con el balón y Guridi, siempre activo en la mediapunta, tuvo que retrasar mucho su posición para combinar con Salva Sevilla y tratar así de iniciar el juego.

Preocupante fue, eso sí, una de las decisiones de Abqar. Pese a que estuvo muy atento en defensa, hubo un momento en el que su continuidad en el partido pudo peligrar. Con una tarjeta amarilla en su casillero, el central marroquí realizó una dura entrada en campo rival, muy lejos de la portería albiazul, que estuvo muy cerca de dejar con un hombre menos a la escuadra vitoriana. Algo que, como era de esperar, intentaron forzar los futbolistas ovetenses en la segunda mitad del encuentro.

De la Fuente controla un balón de espaldas a portería en el partido de ayer. | FOTO: ÁREA 11 2 Iker García

Y lo consiguieron, en realidad. Tras el paso por los vestuarios, la narrativa se mantuvo intacta -salvo por un breve lapso de descaro asturiano- hasta que, a falta de menos de 20 minutos para el final, Abqar fue expulsado. Ahora bien, no por segunda amarilla; en concreto, el canterano babazorro vio la roja directa, revisada por el VAR, después de derribar a Obeng cuando este se disponía a encarar al guardameta del Glorioso. Y esto último, además, como consecuencia de una grave pérdida del propio defensor de Settat. 

A partir de ese momento, el Real Oviedo, impulsado por su superioridad numérica, buscó adelantarse en el marcador y no tardó demasiado en conseguirlo. Aprovechando un lanzamiento a balón parado, el central Rodrigo Tarín se impulsó por encima de la zaga babazorra y, con un cabezazo muy bombeado, superó a un Sivera que, más que evitar el tanto, hizo todo lo posible para que este terminase subiendo al marcador. Y fue una pena, pues el alicantino había ofrecido notables actuaciones últimamente.

Segundos antes de la expulsión de Abqar, el Alavés ya tenía preparada la entrada de Abde y Laguardia por Alkain y Maras. Redacción DNA

Ya con Sedlar, Laguardia, Javi López, Taichi Hara y Mamadou Sylla sobre el césped, Luis García cambió su sistema en busca de un milagro, pero no encontró fortuna. El Alavés siguió jugando muy lejos de la meta carbayona y, si alguien pudo variar de nuevo el electrónico, ese fue el conjunto local, quien, eso sí, no tomó ningún riesgo y tampoco volvió a rematar entre los tres palos. De esta manera, con un añadido bastante extenso, de siete minutos, los gasteiztarras cortaron en seco su reciente dinámica ascendente.