La corta distancia geográfica que separa Burgos de Vitoria –120 kilómetros– y el buen ambiente vivido entre ambas aficiones en el duelo de ida –de infausto recuerdo para los seguidores babazorros tras la concluyente derrota por 3-0– provocaron ayer el desembarco de centenares de seguidores burgaleses ávidos de vivir un día inolvidable en suelo alavés.

La afición albiazul vibró ayer con el triunfo del Alavés. Josu Chavarri

Al igual que en el partido de la primera vuelta, en el que el Glorioso estuvo arropado por cerca de 2.500 fieles en El Plantío, el estadio del Paseo de Cervantes se vistió de gala para un duelo en el que el Alavés necesitaba obtener los tres puntos. En concreto, se registró la mejor entrada de la temporada con 19.039 espectadores.

Mendi estuvo prácticamente lleno por primera vez en mucho tiempo después de que el club vitoriano notificara el viernes por la noche que restaban menos de 1.000 entradas a la venta. Finalmente se colgó el cartel de ‘no hay billetes’. Ni siquiera las gélidas temperaturas existentes a la hora del encuentro restaron afluencia de público al campo babazorro.

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El Alavés recupera su sonrisa tras vencer al Burgos

Los aficionados visitantes se dejaron sentir de lo lindo. Para facilitar la convivencia en las horas previas, el Burgos había informado previamente que existía un punto de encuentro para todos sus fieles. El lugar estuvo enclavado en la Avenida Gasteiz, junto al Parque de El Prado. Una vez se acercó la hora del partido, a las 19:45 y desde este mismo punto, las Fuerzas y Cuerpos de seguridad escoltaron a la afición burgalesa hasta el estadio gasteiztarra. Por lo demás, la convivencia entre las dos aficiones durante la jornada del sábado, especialmente en la parte vieja de Vitoria, fue inmejorable y por fortuna no hubo que lamentar ningún tipo de incidente.