Es innegable que el final del 2022 dejó un regusto amargo en Mendizorroza, pero eso es ya cosa del pasado. Un nuevo año ha comenzado en el Paseo de Cervantes y hasta el momento ha llegado repleto de alegrías. La primera, el pasado miércoles frente al Real Valladolid en la Copa; y la segunda, ayer ante el Burgos, quien, sin proponer casi nada en ataque, cayó ante un Deportivo Alavés superior en todos los sentidos -y que obtuvo su merecido premio gracias a un gol de su canterano Abde Rebbach-. 

Para reencontrarse con el triunfo en liga, el técnico madrileño modificó por completo el once que había logrado superar al Pucela y, de esta manera, recuperó su alineación más característica de la presente temporada. En concreto, Sivera ocupó la portería en lugar de Owono; Tenaglia, Abqar, Maras y Duarte formaron la retaguardia; Benavídez acompañó a Salva Sevilla y Guridi en la zona de creación; Alkain y Rioja arrancaron en los costados; y Miguel de la Fuente, ya recuperado, completó el habitual dibujo 4-2-3-1.

Respecto a la primera mitad, lo cierto es que esta transcurrió tal y como se esperaba. Aunque al principio ambos equipos aportaron mucha intensidad al juego, que estuvo disputado, el paso de los minutos hizo que el Alavés, bien sujeto atrás, fuera haciéndose con la batuta del juego. Algo con lo que el Burgos, eso sí, tampoco aparentó estar demasiado incómodo; sobre todo, a sabiendas de que, si se mantenía sólido en defensa, acabaría teniendo  en algún momento su ocasión atacar la meta gasteiztarra.

No obstante, lo que probablemente no esperaba la escuadra burgalesa es que el Glorioso superaría su muralla con relativa facilidad. Hasta marcharse a los vestuarios, los babazorros dispusieron de un total de cinco ocasiones para estrenar el marcador y, como en anteriores ocasiones, solo les faltó efectividad. Miguel se encontró dos veces con el guardameta Caro, quien también detuvo un remate lejano de Alkain y otro de Benavídez, y Guridi envió el balón al larguero con un bonito testarazo.

Cabe mencionar que este último, el mediapunta de Azpeitia, fue uno de los albiazules más activos de la primera mitad, en la que, además de disponer de la oportunidad mencionada, asistió al nueve vallisoletano en sus dos acciones de peligro. Y esta relevancia del guipuzcoano en el juego alavesista fue una gran noticia, pues, pese a que inició el curso de manera sobresaliente, su nivel en los meses de noviembre y diciembre no había estado a la altura. Le faltaba ritmo y, tal vez, el parón navideño le haya permitido recuperarlo.

Ya en el segundo tiempo, la narrativa se mantuvo intacta. El Glorioso siguió dominando y, tras los compases iniciales, trató de imponer más ritmo al encuentro. Gracias a ello, el Burgos se vio obligado a mantener su bloque bajo, aunque no dudó en salir al contragolpe siempre que pudo, y Luis García dio entrada al canterano Abde y a Toni Moya, a los que más tarde se unieron Rober, para aportar a su equipo la frescura que fue perdiendo según avanzaba la contienda.

Y la insistencia, por fortuna, terminó dando sus frutos. Cuando faltaban quince minutos para cumplirse el tiempo reglamentario, el propio Abde apareció en el área visitante para desviar ligeramente un centro mordido de Salva Sevilla, marcar el 1-0 y provocar así el júbilo de Mendizorroza, donde, lleno hasta la bandera, se vivió durante todo el partido un ambiente como el de las grandes citas. Algo que, sin duda, la afición babazorra necesitaba después de los resultados cosechados en liga a lo largo del mes de diciembre.

A partir de ese momento, lo cierto es que el Alavés no sufrió demasiado para mantener su resultado. Los pupilos de Julián Calero chocaron contra la muralla gasteiztarra, encabezada por Abqar, y las mejores ocasiones fueron para los locales. Salva lo intentó de lejos, y se volvió a encontrar con Caro, y Rober envió el balón por encima del larguero en una positiva triangulación ofensiva. Se acabó la mala racha, y ahora toca dar continuidad a la buena el próximo viernes ante el Real Oviedo.