Nunca viene mal, sobre todo después de una larga etapa compitiendo entre los mejores, echar un vistazo al pasado y recordar de dónde viene uno. Y esto, precisamente, es lo que le permite hacer la Copa del Rey a equipos como el Deportivo Alavés, quien, pese a estar más que asentado en el fútbol profesional, no debe olvidar que su pasado fue muy similar al del Lleida Esportiu, su primera víctima (0-1) en esta nueva edición del torneo del KO. Una competición siempre especial, pero en la que, hasta este domingo, el conjunto babazorro no había estado a la altura –en los últimos años, al menos–.
Para llegar a esto último, eso sí, el centenar de aficionados albiazules que acompañó al Glorioso al Camp d'Esports, el único lugar para ver el encuentro en imagen, tuvieron que vivir sentimientos de todo tipo. El primero de ellos, el de añoranza; añoranza por ese ambiente único del fútbol modesto –con música, jóvenes jugando a fútbol y una gigantesca fideuá en los aledaños del estadio– del que pudieron disfrutar los forofos de ambas escuadras desde tres horas antes de que el colegiado hiciera rodar el balón.
Cuando esto último sucedió, poco después de que sonara por megafonía la hiperconocida canción de gol de Mendizorroza, la lógica se impuso sobre el césped, pero no en el marcador. El Alavés, plantado con su habitual 4-2-3-1 –y con las principales novedades en el once de los canteranos Jesús Owono, Imanol Baz y Álex Balboa–, controló la posesión en todo momento e hizo daño, especialmente, con sus hombres de banda, bastante liberados, y profundos, a la hora de buscar la espalda de la numerosa defensa catalana.
Y así, justamente, llegaron las primeras ocasiones del cuadro gasteiztarra en un Camp d'Esports con bastantes claros en sus gradas y, sin embargo, muy bien ambientado, pues muchas veces tienen más alma 800 personas apasionadas, las de los fondos, que 70.000 acostumbradas a ganar siempre. En concreto, fueron Abde y Taichi Hara, ambos de cabeza, los que trataron de adelantar al Glorioso durante el primer cuarto de hora de juego, siendo la acción del japonés, asistido por Arroyo, la más cercana al 0-1 de las dos.
Ahora bien, ninguna de ellas estuvo tan cerca, ni fue tan clara, como las que desaprovecharon Xeber Alkain y el propio Taichi superada la media hora de partido. En una nueva ofensiva por los extremos, esta vez por la derecha, Abde envió el balón raso al segundo palo y el guipuzcoano, negado últimamente de cara a gol, se encontró con la intervención del guardameta Ramón Vilà, quien, minutos más tarde de despejar dicho remate al larguero, evitó el tanto del nipón en un mano a mano provocado por una pérdida de sus centrales.
Poco más, aparte de un acercamiento bastante positivo del Lleida, que terminó con una intervención inicial de Owono, golpeado en su salida, y un posterior disparo desviado, sucedió en la primera mitad; sin olvidar, eso sí, la presencia de la txaranga local, buen acompañante para las voces de una y otra afición. Algo de lo que no pudieron seguir disfrutando, sobre el terreno de juego al menos, Rubén Duarte y Balboa, sustituidos tras el descanso por Javi López y Salva Sevilla respectivamente.
Dos cambios, el segundo sobre todo, que muy pronto tuvieron incidencia en el choque copero entre ilerdenses y gasteiztarras. Nada más arrancar la segunda parte, el centrocampista almeriense colgó un córner al punto de penalti y ahí apareció Taichi, en su ocasión menos clara hasta este momento, para adelantar con la testa –nuca o coronilla para ser exactos– al Alavés ante la mirada de preocupación de Vilà, héroe de la escuadra catalana durante la mayor parte del encuentro.
A partir de ese momento, el Lleida se vio obligado a dar un paso al frente, pero, al contrario que en la primera mitad, mostró muchas dificultades para encontrar la portería de Owono. Tanto que, sin llegar a sentirse del todo cómodos por la escasa diferencia en el electrónico, los babazorros, bastante más espesos en ataque, no pasaron demasiados apuros en la recta final del choque pese al empuje local. Cabe mencionar, eso sí, que Luis García también dio minutos a Sedlar, tal y como había prometido, Abdallahi y Jason.