Óscar Rubio no fue parte del ascenso babazorro a Primera División y tampoco defendió la camiseta albiazul en la final de Copa frente al Barcelona; no obstante, sin su aportación al Deportivo Alavés, estos dos hitos seguramente no hubieran ocurrido –o no, al menos, tan temprano–. El lateral ilerdense abandonó Mendizorroza en 2014 y, en ese momento, dejó tras de sí 105 partidos que permitieron al Glorioso regresar a la categoría de plata y, además, permanecer en ella, pues fue uno de los héroes de Jaén. Ahora, mucho tiempo después –y en las filas del Lleida Esportiu–, vuelve a encontrarse con el que un día fue su equipo.

Ha pasado ya casi una década desde que se fue del Alavés y continúa en activo, ¿cómo le ha ido desde entonces?

Bastante bien, diría. Aunque para mí, sinceramente, fue un palo muy duro no seguir en Vitoria, pues, tras lograr el milagro en Jaén, tenía la esperanza de renovar, lo cierto es que conseguí volver a jugar en el fútbol profesional con el Sabadell, pasé por un gran equipo como el Cádiz y este verano he vuelto a mi ciudad natal para vivir una tercera etapa en el Lleida, donde busco, por qué no, un nuevo ascenso.

Por sus palabras, se nota que aún mantiene la ilusión por seguir sobre los terrenos de juego.

Así es. Me encuentro muy bien físicamente ahora mismo y, pese a que ya tengo 38 años, mi intención es seguir jugando mientras mis piernas respondan. No me planteo dejarlo en estos momentos, sobre todo porque me encanta lo que hago y quiero

¿Echa de menos el Alavés?

Por supuesto. Siempre he dicho que en Vitoria pasé tres años maravillosos; además, aún mantengo varias amistades de aquella época. La pena, eso sí, es que no he podido volver a Mendizorroza ni enfrentarme al Alavés desde que me fui.

Supongo, entonces, que le hizo ilusión ver salir la bola del Glorioso en el sorteo de Copa.

La verdad es que sí. Me hubiera gustado, como ya he dicho, que hubiera partido de vuelta en Mendi, pero es lo que hay.

¿Qué momentos de su etapa como albiazul recuerda con mayor cariño?

El día de mi gol en el viejo San Mamés, que fue un paso muy importante para asegurar el liderato en Segunda B; el ascenso, primero de mi carrera a la categoría de plata, en un Mendizorroza a rebosar; y, obviamente, la épica salvación en la Nueva Victoria.

¿Qué recuerda de aquel taquicárdico encuentro frente al Real Jaén (2013-14)?

Fue una auténtica locura; a ninguno de los dos equipos nos valía el empate y, en la recta final del partido, no había táctica que valiese. Recuerdo que nuestros centrales, Jiri y Bayón, estaban de delanteros y los locales igual, la diferencia es que nosotros tuvimos la suerte de que el propio Jarosik encontró a Guzmán en el segundo palo. Después, una vez confirmada la permanencia, se desató la euforia con los aficionados que había en la grada.

¿Qué le ha parecido la trayectoria del Alavés desde que se marchó? ¿Le sorprendió que llegara y se mantuviera tantos años en Primera?

Confiaba en ello. El Alavés es un equipo que, por afición e infraestructura, merece estar en la élite. Mantenerse ya es más complicado, porque una temporada mala puede ser fatal, pero todo hace pensar, viendo su trayectoria hasta el momento, que pronto estará de vuelta ahí arriba.

Usted, además, vio el nacimiento de Manu García, que terminó convirtiéndose en una leyenda del club.

Y tanto; cuando Manu llegó, yo ya llevaba un año en el Alavés. Recuerdo que, desde el principio, le vi muy motivado por triunfar en el equipo de su ciudad y es por ello que no me ha sorprendido todo lo que ha logrado. Me alegro mucho por él, pues es un trabajador nato, de puro pundonor.

Respecto al Lleida, ¿esperaba un inicio tan negativo?

No, pero hay que entender la situación. Tenemos una plantilla relativamente joven, con una dirección que necesita tiempo para sacar el proyecto adelante, y, por otro lado, creo que no hemos tenido demasiada fortuna en esta primera fase del campeonato. Defensivamente somos muy sólidos y, si conseguimos más acierto arriba, sé que vamos a escalar por la tabla sin muchas dificultades. El equipo está jugando mejor de lo que dicen los resultados.

¿Con qué ánimo afrontan la visita del Glorioso?

Estamos muy ilusionados. La Copa siempre es una competición muy bonita, en la que los modestos podemos jugar frente a rivales de superior categoría, y confiamos en hacer un buen partido y, por qué no, pasar de ronda. Sabemos que va a ser difícil, eso sí.

No sería, cabe mencionar, la primera vez que el Lleida sorprende en el torneo del KO.

Ya, hace varios años el club logró eliminar a la Real Sociedad. Yo no formé parte de aquella plantilla, pero estaría muy bien repetirlo. Hemos ensayado penaltis, por si acaso.

La Copa, no obstante, también es una competición especial para usted; con el Alavés se midió al F.C. Barcelona.

Y me anularon un gol en el Camp Nou, además. Fue una experiencia muy bonita, porque cualquier jugador sueña con vivir algo así, y lo único que nos faltó fue regalar un gol en la ida a la afición.