El caso más conocido de la historia del deporte de padres que se enfrentan a sus hijos en un duelo deportivo sea el protagonizado por los Meneghin, Dino toda una leyenda en Italia, y su vástago Andrea. Desde luego no es habitual ver situaciones así en el deporte profesional. Y es que es complicado que dos generaciones de deportistas de una misma saga familiar puedan brillar y una de ellas hacerlo durante mucho tiempo para verse sobre una cancha de baloncesto o un terreno de juego con su retoño.
Pues bien, una saga alavesa ha sido la protagonista de esta curiosa circunstancia: los Caneda. César, el mayor, todo un clásico del fútbol español con 26 temporadas de carrera a sus espaldas, se ha visto las caras con su hijo Aritz. 25 años separan a ambos. El padre cumplió 44 años el pasado 10 de mayo y el hijo aún cuenta con tan solo 19.
El veterano jugador gasteiztarra puede presumir de ser el futbolista español con más partidos a sus espaldas en la historia del balompié estatal. 851 encuentros, 39 de ellos en el Deportivo Alavés en el curso 2008-09, ha disputado este excelente profesional a lo largo de su dilatada trayectoria profesional. Siempre al pie del cañón desde que debutará con el Bilbao Athletic allá por un lejano 1995.
Desde entonces 26 temporadas dando el callo y cumpliendo gracias a que se trata de un futbolista con una genética privilegiada y unos hábitos de trabajo ejemplares. Todo ello le ha permitido llegar en unas excelentes condiciones físicas hasta los 44 años. Por eso, no sorprende que el central gasteiztarra haya sido capaz de emular la historia que en su día protagonizaron los Meneghin, algo muy difícil de lograr. Y es que no es habitual ver a padres e hijos enfrentarse sobre el terreno de juego.
Pues bien, los Caneda lo han hecho. La curiosa y extraña situación se ha producido este sábado, durante el encuentro amistoso que ha enfrentado a la Sociedad Deportiva Logroñés, equipo donde milita el mayor de los Caneda, y el Deportivo Alavés B, conjunto del que forma parte el joven Aritz. El duelo entre el cuadro riojano y el filial albiazul ha terminado en empate a uno y los dos protagonistas de la historia han podido posar juntos y orgullosos en los prolegómenos del encuentro. No es para menos las caras de felicidad de ambos. La del padre por ver cómo su hijo sigue sus pasos y lo hace de manera brillante en el equipo de sus amores y la del hijo por haberse enfrentado a un referente al que ha tenido como espejo en el que reflejarse.
