Una vida entera ligada al Deportivo Alavés. José Manuel Tejero nos abre las puertas de su casa, donde unos pocos privilegiados pueden disfrutar de un auténtico viaje en los 101 años de historia del Glorioso. Es evidente que todo este tiempo desde un 23 de enero de 1921 da para un sinfín de recuerdos y, desde luego, archivos que son dignos de archivar. Y es que este mismo aficionado dedica una habitación completa de su humilde morada a coleccionar piezas del Alavés, lo que convierte esta sala en un museo que contiene reliquias teñidas de azul y blanco.

En la habitación que José Manuel Tejero ha transformado en un museo nos encontramos ante miles de objetos sobre el Alavés. Fotos de los ascensos, archivadores de prensa, banderines, pins y cuadros componen la zona que podemos ver a simple vista, pero dentro de estas cuatro paredes existen joyas que bien podrían valer una fortuna. "En el museo puede haber un valor incalculable. Pero no me paro a pensar en eso porque igual se me quitan las ganas de seguir coleccionando", ríe.

COLECCIONISTA NATO

Para José Manuel, un alavesista que desde 1975 ha sido abonado del Gloriosoininterrumpidamente y que se encuentra entre los 150 socios más veteranos, la pasión por el coleccionismo es algo que lleva desde la cuna. Siendo un crío ya guardaba artilugios del Alavés y no fue hasta hace pocos años cuando decidió dedicarse en cuerpo y alma al coleccionismo. Bajó del desván todo el material que había recopilado durante décadas y comenzó a ordenar meticulosamente cada objeto. Porque para él no significa lo mismo "guardar que coleccionar".

Además, a medida que expone las distintas piezas de su colección explica la forma en la que las ha obtenido. No en vano, hacerse con ciertos artilugios supone una tarea prácticamente vocacional, en la que se dedica tiempo, esfuerzo y dinero. "Siempre me ha gustado coleccionar cosas desde que era un niño. Aquí hay de todo. Los llaveros y pines, por ejemplo, los he conseguido mayormente en la Plaza Nueva. También uso Internet para buscar en las plataformas de subasta y el boca a boca hace mucho. Me conocen y siempre que ven alguna pieza del Alavés, me consultan", relata.

Este ilustre aficionado del Alavés, que ha pasado por todas las gradas de Mendizorroza menos por La General, se ha dedicado en cuerpo y alma a la recopilación de objetos del Glorioso. No en vano, la llegada de las nuevas tecnologías le ha facilitado su honorable tarea. Y es que tal y como explica, además de ser un asiduo en las plataformas de subasta utiliza su perfil de Facebook para mostrar a los más curiosos las piezas de su museo particular. De hecho, en su página podemos encontrarnos ante más de 4.000 publicaciones de objetos del Alavés, lo que se traduce en todo un viaje en los 101 años de historia del conjunto gasteiztarra.

Entre una infinidad de anécdotas, Tejero recuerda la curiosa forma en la que se hizo con el artilugio que preside la sala. "El buzón lo conseguí en un local de venta de objetos usados. Pasaba por ahí y me llamó la atención, siempre que veo algo azul y blanco me paro a mirar si es del Alavés. Estaba ya tuneado y tal cual se ve. Se levanta y guardo las revistas y periódicos que no me caben. En la parte de abajo podemos encontrar cervezas y licores", explica.

LA JOYA DE LA CORONa

En una colección de tal magnitud es complejo destacar una pieza por encima del resto, ya sea por la carga simbólica del mismo o por el método en el que se pudo conseguir. En su museo, entre otras tantas piezas de un valor incalculable, figuran los banderines de cuando el Alavés disputó la UEFA y más de 400 fotografías de las alineaciones iniciales. Pese a que no acudiese a la final de Dortmund, el mayor hito en la historia del Glorioso, se puede ver un marco personalizado con imágenes de cada uno de los futbolistas de aquella plantilla comandada por Mané y los escudos de los equipos. Un objeto que es único ya que lo encargó él personalmente.

No obstante, José Manuel considera los artículos de la Copa del Rey como los más importantes, ya que es la única final que pudo vivir presencialmente. "Todo lo relacionado con la Copa del Rey lo guardo con un valor especial, y eso que se perdió. No me puedo ni imaginar si el resultado fuera al revés. El de la final ha sido el mejor día que he pasado en mi vida. Me acuerdo que llevé pins a chavales del Barcelona y se volvieron locos", evoca Tejero.

Evidentemente, en el museo de José Manuel también podemos encontrar las zamarras del Glorioso. No obstante, este aficionado del Alavés tiene una metodología diferente a la hora de recopilar las camisetas. Y es que a diferencia de lo que podría dictar la lógica, José Manuel colecciona todas las camisetas menos la de local. Eso sí, en esta meticulosidad cabe una excepción ya que en ocasiones especiales como la final de Copa sí que ha adquirido la primera equipación.

Además, en su extenso inventario figura un enorme listado de objetos. Ahí aparecen, por ejemplo, más de 300 calendarios de bolsillo y, por supuesto, las 92 bufandas del Alavés. Son tantas estas prendas de su colección que se podría permitir el lujo de ver la temporada completa del Glorioso sin repetir de modelo. Sin embargo, tal y como él mismo explica, en el mundo del fútbol siempre hay algo de "superstición", y es por eso mismo por lo que acude a Mendizorroza siempre con la misma bufanda.

La visita al museo particular de José Manuel, que no deja de ser un domicilio privado, concluye con una historia que él vivió hace años con uno de los futbolistas más nobles que han pasado por el Glorioso. "He jugado al fútbol con Valdano. Yo antes vivía en la calle Andalucía y ahí había un parque donde jugábamos al fútbol. Cuando fichó vino a un taller con otro compañero para que le arreglasen el coche y mientras tanto se puso a jugar al fútbol con nosotros. En ese momento ni sabíamos quién era", rememora Tejero con una sonrisa de oreja a oreja.