Quién le diría a la afición culé hace unos años que el periplo de Dembélé en el Barcelona estaría más protagonizado por los asuntos extradeportivos que por lo estríctamente futbolístico. Desequilibrante y gambeteador por naturaleza, al joven francés las lesiones le han pasado factura y es por ello que, desde su llegada a la ciudad Condal, apenas ha disputado el 50% de los partidos oficiales con la elástica blaugrana.

De hecho, Ousmane ha estado de baja en 102 de los 231 encuentros oficiales que el Barça ha jugado desde su fichaje, una estadística que habla por sí sola. Ahora, en un contexto en el que Dembélé parecía estar recuperado para la causa y asentado en Barcelona, su proceso de renovación ha provocado el enésimo frenazo en su carrera. Y es que tras las declaraciones de Mateu Alemany, el director general del conjunto blaugrana, el futbolista francés ni siquiera viajó a Bilbao para el enfrentamiento copero.

Esta misma decisión, además, supuso una baja sensible en lo futbolístico ya que Dembélé pertenece a esa raza de jugadores impredecibles y que con una simple genialidad pueden decantar el partido. Aun y todo, pese a que el ex del Borussia de Dortmund continúa ejercitándose con su equipo, su cara no se verá en Mendizorroza puesto que no ha viajado con el equipo. El culebrón entre jugador y club no ha hecho más que empezar.