El inmejorable hacer del Rayo Vallecano, inminente rival del Deportivo Alavés en Vallecas, en el presente curso tiene un responsable claro que no es otro que Andoni Iraola. Quien fuera futbolista del Athletic Club y del New York City es el jefe de orquesta del conjunto madrileño, erigido como la indiscutible revelación de la temporada.
Tras su retirada de los terrenos de juego, el de Usúrbil debutó al frente de los banquillos en el AEK Larnaca en el inicio de la campaña 2018-19. Durante los meses de verano superó las rondas previas clasificatorias a la Europa League y también se proclamó campeón de la Supercopa chipriota, en la que superó por un resultado holgado al APOEL de Nicosia. Sin embargo, en enero de 2019 fue destituido tras encadenar una serie de resultados negativos.
No obstante, después de su breve estancia en el país chipriota, Iraola recaló en las filas del Mirandés La apuesta del club jabato por la incorporación de Iraola fue, sin lugar a dudas, arriesgada. Sin embargo, ese mismo fichaje trajo consigo mismo un ejercicio que en Miranda se recuerda todavía con especial alegría y cariño. No en vano, su equipo se consagró como el "matagigantes" de la Copa ya que, antes de caer contra la Real Sociedad en semifinales, se impuso a rivales de la máxima categoría como el Celta, el Sevilla y el Villarreal.
No en vano, además del rotundo éxito que rubricó en la competición copera, su buen papel en la Segunda División -en la que concluyó la temporada a tan solo cinco puntos de los puestos del play off-, despertó el interés de los equipos punteros de dicha categoría. Así fue como se fraguó su fichaje por el Rayo Vallecano, cuyo objetivo principal consistía en regresar a la máxima categoría.
Dicha aspiración se hizo, a la postre, realidad sobre la bocina y tras un agónica eliminatoria en la que tuvo que superar al Leganés en semifinales y al Girona en la final del play off de ascenso a Primera. De hecho, el Rayo se vio obligado a remontar un 1-2 en el feudo del conjunto catalán para regresar a la élite y el 0-2 con el que acabó el partido fue el mayor exponente del exitoso periplo del joven técnico vasco (39 años) en las filas del cuadro de Vallecas.
Inabordable en casa
Los de Vallecas fueron el último equipo en conseguir el ascenso pero se han adaptado a la categoría con una celeridad asombrosa. Algo que les ha permitido alcanzar el ecuador de la temporada con un sorprendente bagaje de puntos y, salvo hundimiento, hará viable la permanencia de manera muy holgada. Su sexta posición por delante de equipos de campanillas como el Valencia, el Barcelona, el Athletic o el Villlarreal lo dice todo.
De hecho, tras el ascenso del Rayo a Primera División pocos aficionados podrían intuir que el cuadro madrileño se reivindicaría como la mayor revelación de LaLiga. Sin embargo, además de haber obtenido la excelente cifra de 27 puntos en los 17 partidos disputados hasta la fecha, el próximo rival del Alavés es el mejor ascendido de los equipos pertenecientes a las cinco principales competiciones domésticas de Europa. Su Rayo Vallecano, además, está imbatido en su feudo, el mismo que tendrá que profanar el herido cuadro de Javi Calleja para encauzar el rumbo en la competición doméstica y tratar de abrir un pequeño hueco sobre los puestos de descenso.
Es cierto que el inicio de temporada del conjunto madrileño no fue el mejor -dos derrotas en dos partidos- pero la llegada de jugadores como Unai López y Radamel Falcao le han aportado un plus a un Rayo que, por encima de otras consideraciones, lleva el intransferible sello de Iraola. Es más, su equipo se caracteriza por el juego atrevido, dinámico y vertical, que adquiere su mejor versión en su condición de local.
El inestable Alavés afronta este sábado (14.00 horas) el ilusionante desafío de batir al Rayo Vallecano en su inexpugnable recinto. El último precedente podría llamar al optimismo ya que se verán las caras en el mismo feudo del que salieron victoriosos hace tres años. Allí el Glorioso le endosó una manita a un Rayo que en aquel entonces estaba dirigido por Míchel González y cuyo rendimiento difiere con creces de la seriedad que abandera a la escuadra afincada en el barrio de Vallecas.
Y es que Iraola ha dado con la tecla a la hora de confeccionar un equipo de autor. Del once tipo del Rayo, al menos nueve jugadores ya eran titulares el año pasado. Y las caras nuevas se han empapado desde antes de llegar de unos mecanismos anclados en sencillas directrices.
Si por algo se caracteriza el adversario albiazul es por su presión alta buscando el robo en campo contrario, la salida desde atrás con el balón controlado sin renunciar a la verticalidad, la presencia de extremos rápidos persiguiendo la espalda de los defensas contrarios y, por último, futbolistas con buen pie por dentro. Un cóctel explosivo que pondrá a prueba la capacidad de reacción del Alavés tras la triste debacle copera ante el Linares.