El nombre de Robert Moreno acostumbra a estar ligado a la polémica. Desde su llegada al conjunto nazarí, el técnico de Hospitalet de Llobregat no está logrando erigirse como el reemplazo idóneo de Diego Martínez y, de este modo, tampoco ha conquistado a una afición que añora a su predecesor en los banquillos.

En su llegada al conjunto rojiblanco, Moreno trató de implantar un nuevo estilo basado en un juego de tiralíneas y el buen trato del balón. Sin embargo, esta ambiciosa idea futbolística y el innegable factor de que los mimbres de su equipo no dan pie a excesivas florituras se han traducido en más errores que aciertos en una zaga que no estaba acostumbrada a ello. Así fue como su equipo no salió victorioso de ninguno de los siete primeros partidos del presente curso. Todo ello provocó cierto recelo e incluso hartazgo de la afición, que llegó incluso a corear cánticos como el “Robert vete ya”. Lejos de apagar el fuego y amedrentarse, la reacción de Moreno fue ni más ni menos que la de sonreír irónicamente, lo que aumentó aún más si cabe el malestar en la grada. Posteriormente, el que fuera técnico del Mónaco declaró en rueda de prensa que “Diego ya no está y no puedo controlar a la gente, pero me gustaría que se animase a los jugadores”.Un divorcio sonado

Sin embargo, la cita de Robert Moreno con la polémica no es algo puntual. En 2018, él era el segundo de Luis Enrique al frente del banquillo de España, pero los consabidos problemas personales del asturiano provocaron que Moreno le sustituyera durante casi un año. De hecho, su periodo no pudo ser mejor en cuanto a los resultados se refiere ya que la selección española sumó siete victorias y dos empates en los nueve partidos que dirigió.

Allí introdujo a futbolistas que no entraban en los planes de Luis Enrique como Isco, Asensio y Iago Aspas, pero lo que debía ser una simple estancia como técnico interino hasta que Luis Enrique regresase al primer plano terminó en un episodio de lo más desagradable.

En cuanto Moreno fue informado de que el asturiano regresaría al cargo, suspendió la rueda de prensa posterior al partido frente a Rumanía, lo que evidenció un egoísmo desmedido. Lucho hizo pública la tajante ruptura con Moreno acusándole de “desleal”, ya que “quería hacer la Eurocopa y ponerse después otra vez a mi disposición como segundo. Tiene una ambición desmedida y no quiero gente así en mi staff”. A partir de ahí la relación entre ambos acabó como el rosario de la Aurora.

Tras labrarse un cierto prestigio con la selección, Moreno aceptó un mes más tarde el reto de dirigir en la liga francesa al Mónaco. Sin embargo, su periplo en el Principado no fue, ni de lejos, lo exitoso que él podría haber esperado. En 13 partidos acumuló cinco victorias, tres empates y otras cinco derrotas, lo que le provocaron su destitución.

Ahora, el analista que dejó el fútbol a los 25 años para ser entrenador afronta una prueba de fuego ante un Alavés que necesita regresar a la senda de la victoria y del que tan solo le separan dos puntos en la tabla. Se presupone que el Nuevo Los Cármenes será un auténtico hervidero para la cita de esta noche. De hecho, un sector de la afición nazarí ha lanzado en redes sociales una campaña en favor de Moreno para la próxima cita bajo el hashtag de #YoSoyRobert.