A perro flaco, todo son pulgas. La mala fortuna volvió a cebarse el lunes con un Alavés que luchó por la victoria de todas las maneras posibles hasta el último suspiro, pero que en ese preciso instante se olvidó de lo más importante y de lo que diferencia a los equipos de la zona roja de la clasificación: saber defender el resultado que aparece en el marcador.

El choque frente al Betis parecía concluir en tablas, pero un clamoroso error defensivo en el repliegue tras un lanzamiento de esquina a favor volvió a echar por tierra el sacrificio del equipo. Quizá el Glorioso pecó de osado en los minutos críticos del partido al sentir que los tres puntos podrían quedarse en casa, pero la más clara evidencia es que al equipo se le han escapado puntos de oro en las fases calientes del partido por esa falta de oficio inherente a un grupo de jugadores a quienes les tiemblan las piernas.

Frente al Mallorca, y también en Mendizorroza, ocurrió algo similar a lo vivido el pasado lunes. El partido ante el conjunto balear, que fue un auténtico suplicio para el espectador tanto por la falta de ritmo como por la poca vistosidad del juego, parecía estar condenado a un empate sin goles, pero Fer Niño, tras un grosero error defensivo, se encargó de aguar la fiesta y colocó así el 0-1 en el marcador a falta de 10 minutos. Un golpe que dejó en shock al equipo, que nada pudo hacer para igualar el resultado.

En la tercera jornada también sucedió algo parecido contra el Valencia de Bordalás. A los tres minutos, el plan que Calleja tenía establecido para asaltar Mestalla se vio hecho añicos por el tempranero gol de Wass y en el tiempo añadido de la primera parte, Carlos Soler se encargó de aumentar el margen y, por ende, complicar aún más la tarea a través de su diana.

A partir de la derrota por la mínima ante el Espanyol, donde Raúl de Tomás anotó poco después de reanudarse la segunda mitad, sí se percibió una notable mejoría en el aspecto anímico y el equipo se resistió a claudicar pese a las duras embestidas de los periquitos. Sin embargo, frente al Athletic de Bilbao el gol de Raúl García llegó en vísperas del intermedio. Justo en esos momentos donde uno se pone a reflexionar sobre el cometido a realizar en la segunda parte con el hipotético empate a cero. Sin embargo, ese objetivo se vio entonces alterado y no quedó otro remedio que improvisar con tal de remontar el partido.

Para más inri, el conjunto vitoriano es el único equipo de LaLiga que aún no ha cosechado un empate, un resultado que -a priori- sería positivo de haberlo obtenido en la visita del Betis e incluso en aquella derrota frente al Mallorca. En definitiva, ante la enorme dificultad que el Alavés demuestra a la hora de encarar la portería rival, una de las tareas pendientes que el equipo adiestrado por Calleja ha de solventar es la de no recibir golpes en estos "minutos psicológicos" donde un gol en contra echa por tierra todo el trabajo realizado.