- Muchas fueron las heridas por las que el Deportivo Alavés estuvo cerca de desangrarse la pasada temporada. Un cúmulo de daños que estuvieron a punto de hacer colapsar a un conjunto albiazul que únicamente con la llegada de Javi Calleja al banquillo en el tramo final del curso pudo comenzar a ver la luz. Pero sin duda el más grave de todos ellos fue la preocupante fragilidad defensiva que exhibió la escuadra del Paseo de Cervantes. Una debilidad extrema que le llevó a encajar goles con enorme facilidad y, en consecuencia, verse obligado con demasiada frecuencia a tener que realizar esfuerzos extraordinarios para dar la vuelta a escenarios de complicación extrema.

Una vez certificada la agónica salvación, poner punto final a esta peligrosa tendencia se convirtió en uno de los objetivos prioritarios del Glorioso de cara al ejercicio que arrancará en apenas unas semanas. Para cualquier conjunto que tiene la pelea por la permanencia como hábitat natural mantener su portería a cero el mayor tiempo posible supone dar un paso de gigante hacia el final de curso feliz y a esa tarea se ha encomendado el plantel de Javi Calleja desde que arrancó la pretemporada.

Sin embargo, los ensayos realizados hasta el momento han demostrado que se trata todavía de un reto pendiente. Porque si bien es verdad que los amistosos veraniegos no pasan de ser pequeños experimentos en los que los equipos tratan de afinar su puesta a punto y afianzar los conceptos sobre los que los entrenadores quieren costruir sus proyectos, no lo es menos que habitualmente sirven también para mostrar un primer esbozo del retrato robot del equipo que se está construyendo. Y, en el caso del Deportivo Alavés, este bosquejo inicial se parece demasiado al conjunto que tanto padeció en el trabajo defensivo meses atrás.

Así lo demuestra el balance de los encuentros disputados frente a Logroñés, Amorebieta y Real Sociedad, en los que el conjunto vitoriano ha sido incapaz de mantener su portería a cero. Pese a que únicamente en el caso del combinado donostiarra el rival era de la misma categoría que El Glorioso, los tres encontraron el camino del gol con demasiada facilidad.

Porque lo cierto es que lejos de demostrar solidez defensiva el Alavés incurrió en los errores del pasado para firmar una estadística que, sin duda, estará haciendo reflexionar a Javi Calleja. Los ocho tantos encajados -tres ante Logroñés y Real Sociedad y dos frente al Amorebieta- en el total de las tres contiendas suponen una media de casi tres goles recibidos por choque, evidentemente inaceptable en la competición oficial para cualquier equipo que desee aspirar con un mínimo de garantías a conservar su puesto entre los mejores.

Queda claro por lo tanto que el Alavés tiene todavía un duro trabajo por delante para fortificar el acceso a las inmediaciones de Pacheco y, de esta manera, reducir drásticamente la hemorragia de goles recibidos. Porque solo a partir de reforzar estos cimientos básicos tendrá opciones de crecer en el resto de aspectos de su juego. Una evolución que podrá comenzar a verse esta tarde en el cuarto encuentro amistosos de la pretemporada albiazul frente al Mirandés.

Una cita en la que ya podrán tener una participación mayor las dos incorporaciones más recientes del equipo, Florian Lejeune y Loum. Ambos están destinados a priori a ser piezas clave en el entramado defensivo albiazul y, tras su estreno del sábado en Anoeta, deben ir adquiriendo protagonismo para ayudar al Glorioso a estar cada vez más cerca del cero en su portería.

Lejeune y Loum, los últimos en incorporarse a la plantilla hasta ahora, están llamados a desempeñar un papel clave en el trabajo defensivo