03/julio/1952
ubo un tiempo en el que nada era igual, ni siquiera parecido, al actual. No existían los teléfonos móviles -por no haber apenas había teléfonos fijos-, ni teníamos Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, Messenger, WhatsApp, Tik Tok, tampoco había cuentas de correo electrónico, e-mails y demás zarandajas de esta época que nos ha tocado vivir y que sin ellas o alguna de las anteriores, estaríamos inválidos y desnudos ante el mundo.
Muchos años atrás solamente se usaba el correo postal, las cartas como lisa y llanamente se llamaban, y era todo un acontecimiento social cuando llegaba la hora en la que el cartero traía la correspondencia. Abrir un sobre podía significar muchas cosas: alegría, dolor, tristeza, una cita, la llegada de un ser querido o el adiós de otro.
El jueves 3 de julio de 1952 los aficionados albiazules tuvieron la oportunidad de leer o escuchar la misiva que Lorenzo Ausina, hasta entonces entrenador del Deportivo Alavés, les enviaba a través de los medios de comunicación para despedirse de la que había sido su hinchada, durante dos temporadas, y de todo el universo alavesista: “Me despido muy cordialmente en primer lugar de las autoridades, directiva y jugadores del Deportivo Alavés y principalmente de la afición vitoriana, de la que guardo un grato recuerdo y agradecimiento”.
El técnico valenciano de Utiel proseguía: “Dejo en Vitoria muchos y buenos amigos. Desde donde me encuentre seguiré la marcha del equipo, con la misma ilusión que cuando estuve de entrenador en él”. Lorenzo Ausina que sacó del ‘pozo’ de la Tercera División al equipo tras ocho temporadas consecutivas en la misma, finalizaba así su adiós: “En Vitoria he conseguido ascender al Club a Segunda División y en aquellos momentos me sentía un vitoriano más, como lo siento ahora al tener que abandonarlo”. ¡Ni ruedas de prensa multitudinarias, ni nada similar a lo de ahora!
En 1944, años antes de ser entrenador del Deportivo Alavés durante las temporadas 1950-51 y 51-52, Lorenzo Ausina, para su desgracia, estuvo muy cerca de la capital alavesa. En concreto estuvo preso en el Campo de Concentración de Nanclares (Langraitz), eufemísticamente denominado Campo de Trabajo, por el ‘delito’ de haber combatido en el ejército leal a la II República en la Guerra Civil Española.
Allí, en Langraitz, en los ratos libres se jugaba al fútbol y en el mes de junio de 1944 la selección del Campo recibió, en su terreno de juego, a un equipo vitoriano denominado Falanges Juveniles de Franco y en el que formaban los posteriores jugadores albiazules Ullate, ‘Mariete’, Álvarez y Mario. Por 2-0 vencieron los prisioneros y Ausina, como portero, estuvo muy seguro en la meta durante todo el partido.
Más tarde el utielano comenzó a entrenar al Saguntino valenciano, prosiguió en el equipo de su pueblo, Utiel, posteriormente al Oliva, Leganés -a los cuatro ascendió de categoría- y Escoriaza de Zaragoza, antes de recalar en Mendizorroza con el equipo en Tercera.
El 10 de septiembre de 1950 Lorenzo Ausina hacía su debut oficial con el Deportivo Alavés, que se enfrentaba al Arenas Club en Gobela. 0-1 vencieron los albiazules, gol de Baniandrés, que formaron con Calderón; Berecibar, Erezuma, ‘Corta’ I; Valle, Félix Villaverde; ‘Primi’, Bardají II, Méndez, Sarduy y Baniandrés.
Tras dejar Vitoria entrenó al Racing de Ferrol, Salamanca, Avilés, Eldense, Barreirense y Lusitano -ambos de Portugal-, para cruzar más tarde el charco y entrenar en Guatemala.
En el país centroamericano don Lorenzo, como era conocido, fue tratado como una eminencia. A comienzos de 1962 fue nombrado seleccionador juvenil y en diciembre seleccionador absoluto, repitiendo cargo siete años más tarde con notable éxito.
El gobierno de Guatemala le concedió la “Medalla de Oro al Mérito Deportivo” y su obra “Manual de técnica y estrategia” (sic) durante mucho tiempo fue libro de texto en la Escuela de Entrenadores de Guatemala, de la que fue profesor.
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