Increíble e inexplicable. Javi Calleja lleva poco más de dos semanas al frente del Deportivo Alavés y ha conseguido en ese limitado margen de tiempo cambiar por completo la cara de una plantilla sin signos de competitividad que muchos ya daban -y con razón- por descendida a Segunda División.

Es cierto que la victoria contra el Huesca fue importantísima y le sirvió al Glorioso para recobrar confianza y volver a meterse de lleno en la lucha por la permanencia, pero el triunfo logrado ayer ante el Villarreal fue mucho más, fue el golpe sobre la mesa necesario para avisar a los demás rivales de la zona baja que el Alavés no solo no está muerto, sino que está más vivo que nunca.

Los pupilos del técnico madrileño saltaron al terreno de juego de Mendizorroza con la clara intención de llevarse la victoria. Para ello, como bien adelantó Calleja en la previa, los albiazules utilizaron sus propias armas y, al contrario que en las dos jornadas anteriores, prefirieron ceder la posesión a cambio de tener la capacidad para sorprender con veloces ataques a la espalda de la defensa groguet.

Obviando los cruciales tantos de Joselu, que se reencontró con el gol tras cuatro jornadas de sequía, y de Edgar, la victoria pasó por la resistencia babazorra. El Villarreal intentó ahogar al Alavés en su área y, aunque creó varias ocasiones en las que tuvo que aparecer Pacheco -santo y guardián una vez más-, se golpeó una y otra vez contra el buen posicionamiento y rigor defensivo de la escuadra gasteiztarra.

Asimismo, el otro factor clave para dar la sorpresa contra todo un semifinalista de la Europa League fue la concentración de todos y cada uno de los jugadores. Al contrario que en gran parte de los encuentros de la presente campaña, el tanto de Paco Alcácer no hizo mella en el equipo y en ningún momento se perdió en la cara al partido, lo que es un claro signo de que algo ha cambiado en un vestuario que hace menos de un mes estaba completamente roto en su más profundo ser.

Siete de nueve

La clara mejoría del Alavés en el césped ha venido acompañada, además, de grandes resultados. Calleja comenzó con un empate en San Mamés, logró su primer triunfo como albiazul frente al Huesca y sumó ayer su segunda victoria, lo que supone un balance prácticamente inmejorable de siete puntos de nueve posibles, una racha que el Glorioso no había logrado a lo largo de toda la temporada.