- Fallo de Laguardia y gol de En-Nesyri para empezar el partido. Mal se le ponía al Alavés el primer partido liguero de Abelardo. El conjunto vitoriano empezó a defender fuerte demasiado tarde, dos minutos después de comenzado el partido. Primer axioma de Abelardo traicionado. Así no.

Un saque lateral, en apariencia inocente. El balón bota alto, justo para superar a los defensores sevillistas y Edgar la caza para batir con su cabeza a Bono. Presión e incordio constante sobre la zaga rival, aunque sea a trompicones. Así sí.

Luego aparece Suso para limpiar las telarañas de la portería de Pacheco. Golazo por toda la escuadra. Son cosas que pueden pasar cuando delante tienes un equipo de Champions. Ese gol puede ser hasta admisible en los esquemas de Abelardo.

Llega la segunda parte y el Alavés parece más dispuesto a cumplir a rajatabla las directrices de su entrenador. Defiende mejor y sigue presionando bien alto.

Faltaba atacar con más convicción, con menos pases inútiles. Los avances son lentos, tímidos, sin que los jugadores lleguen a soltarse, a disfrutar de jugar en Primera División.

Los laterales para Martin y Luis Rioja. Solo el canterano osó profundizar por su banda, la derecha, en algunas ocasiones. El sevillano parecía más centrado en defender su zona, quizá fueran órdenes, pero el Alavés le echó de menos en ataque.

Abelardo le cambió y se marchó cabreado, seguramente consigo mismo. Esa banda era suya, debe serlo.

Gol anulado por mano de En-Nesyri. Menos mal. Algo, o mucho, de flor también necesita Abelardo para sacar a este Alavés del atolladero en el que se está metiendo.

Y picar como un escorpión, como pedía Rainieri. Y ahí falló Joselu tres ocasiones de las que no suele marrar, penalti incluido. No fue su día aunque fue el más peligroso del Alavés, el más temido por el Sevilla.

Hay trabajo por delante, el descenso a Segunda se acerca...