- En el fútbol los goles son ese juez implacable que termina inclinando la balanza de la justicia hacia uno u otro lado y, desgraciadamente, el Deportivo Alavés parece estar enemistado desde hace tiempo con esta suerte suprema del balompié. Así volvió a quedar demostrado en el encuentro de anoche frente al Granada en el que, además de otras muchas y preocupantes carencias, El Glorioso puso de relieve su actual incapacidad para perforar las porterías rivales.
La pólvora albiazul ha desaparecido por completo tras los largos meses de confinamiento. Una ausencia especialmente grave para una escuadra que precisamente había construido los cimientos de su proyecto de salvación sobre el acierto de su vanguardia. No en vano la pareja formada por Lucas Pérez y Joselu ha sido la única la hegemonía habitual de los barcelonistas Messi y Luis Suárez en la lista de goleadores. Pero esa puntería que generaba un lógico pavor en las retaguardias contrarias se ha esfumado como por arte de magia.
Los 21 tantos que llevan la rúbrica de los gallegos esta campaña han sido el mejor aval del Alavés para mantenerse alejado de las posiciones de descenso pero, en relación directamente proporcional con su sequía, esta hasta ahora tranquilizadora ventaja se va reduciendo generando un evidente nerviosismo. En los seis compromisos que se han disputado desde la vuelta a la competición, solo Joselu ha logrado incrementar su cuenta realizadora gracias al tanto de penalti anotado en el tiempo de descuento ante el Atlético de Madrid. Una diana que ya no servía absolutamente para nada puesto que todo estaba decidido para entonces.
Por si la pérdida de olfato de los indiscutibles Lucas y Joselu no fuese suficiente problema para el Deportivo Alavés, la situación se ha agravado ante la evidencia de que nadie ha sido capaz de aparecer desde la segunda línea para tomar su relevo en la faceta realizadora. Los fríos datos no acostumbran a engañar y los del Glorioso reflejan que únicamente ha sido capaz de marcar tres goles en los más de 540 minutos que ha disputado. Visto desde otra perspectiva, solo ha marcado en dos de los seis encuentros. Ante la Real Sociedad -para firmar el 2-0 que le ha reportado los tres puntos que se han convertido en su pobre balance hasta ahora- y contra el Atlético. Un escuálido bagaje que, evidentemente, hace muy complicado disfrutar de una cosecha mayor.
En ningún momento del ejercicio ha destacado el plantel de Asier Garitano por un juego brillante pero, al menos, un buen trabajo defensivo y su efectividad en ataque le servía para ir acercándose pasito a pasito a su objetivo. Ayer, al igual que en las citas precedentes, ninguna de estas virtudes apareció. De esta manera Magallán primero y Lucas Pérez después desaprovecharon en el primer tiempo las dos únicas ocasiones claras del equipo. El central remató muy desviado un centro desde la izquierda cuando estaba completamente solo en el área pequeña y el gallego estrelló el balón en el poste de Aarón.
Ahí se acabó toda la escasa pólvora albiazul y el tanto de Soldado nada más arrancar el segundo periodo terminó por hundir a la escuadra de Asier Garitano en un pozo del que casi ni fue capaz de intentar salir. Si no recupera el olfato goleador, ese agujero puede convertirse en su tumba.