- Las crisis abren la puerta a la oportunidades y varios componentes de la estructura del Deportivo Alavés se encuentran en estos momentos ante una ocasión de demostrar en primera persona su valía de cara al futuro y, quien sabe, poder ganarse un espacio en un proyecto de Primera División la próxima temporada cuando en otras circunstancias la mayoría lo iba a tener ciertamente complicado para conseguirlo. Por una parte, varios de los jóvenes que se encontraban en la dinámica del primer equipo; por otra, las perlas que se iban curtiendo con el filial en la exigente Segunda División B. Todos ellos son durante estas semanas uno más a las órdenes de Asier Garitano y las peculiaridades del fútbol que viene por delante, tanto en lo que queda de la presente temporada como ya de cara a la próxima, suponen una oportunidad de oro que pretenden aprovechar desde el primer momento.

Irrumpir en Primera sin experiencia en el fútbol profesional no es nada sencillo y menos aún en equipos que no tienen en la apuesta por la cantera una de sus señas de identidad y cuyo único objetivo es la permanencia. En estos casos, la apuesta por la veteranía suele ser una marca común y las oportunidades para los jóvenes no resultan sencillas. Un perfil al que históricamente corresponde el modo de actuación del propio Alavés, con muy poca tendencia a mirar a lo de casa y tampoco demasiado amigo de buscar fuera talento aún en formación.

Al menos, dicha tendencia ha cambiado en los últimos años. Entre los factores de peso que hay que poner en la balanza de aciertos de Sergio Fernández al frente de la dirección deportivo, uno de ellos es su buen ojo, casi siempre, para captar en grandes canteras futbolistas que eran del todo desconocidos hasta que pasaron por Vitoria. Marcos Llorente y Theo Hernández, y a un nivel ya superior por lo mostrado anteriormente Alfonso Pedraza, encajan a la perfección en ese perfil.

En esa línea se movió el máximo responsable de la parcela deportiva con la contratación de Tachi, la cesión de Oliver Burke o, más recientemente, en la operación que condujo al préstamo por temporada y media de Ismael Gutiérrez. Solo el escocés, al que el club intentará retener en Mendizorroza, ha sido importante hasta la fecha, pero las particularidades del final del curso podrían suponer oportunidades para el central madrileño y el centrocampista sevillano. Y, sobre todo, teniendo en cuenta que el presupuesto se va a contraer de manera considerable, los dos se perfilan como piezas fijas, a un coste bastante bajo, de cara al proyecto de la próxima temporada. Una línea de actuación en la que también cabe englobar a Ermedin Demirovic, a quien, por fin, se le pretende dar un hueco definitivo en el equipo.

El nuevo panorama económico resultará beneficioso también para la cantera, ya que el coste de los jugadores salidos de la factoría propia siempre es inferior que cuando se tiene que recurrir al mercado. Como queda reflejado claramente en la historia del club, pasar de jugar en Ibaia a hacerlo en Mendizorroza no resulta nada sencillo. Pero, al menos, a la tendencia se le está tratando de dar un giro poco a poco y la crisis va a empujar un poco más en ese sentido.

En la actual etapa en Primera, el único canterano que ha conseguido asentarse en el primer equipo ha sido Martin Aguirregabiria. El vitoriano se vio beneficiado por un cúmulo de desgracias para el colectivo -a la ausencia en la configuración de la plantilla de dos laterales derechos se le unió la lesión de Carlos Vigaray, único jugador disponible en esa demarcación- en la campaña 2017-18 que a él personalmente le beneficiaron de manera extraordinaria. Un entrenador con mucha tradición personal de trabajo con la base como Abelardo Fernández le dio la alternativa y Martin correspondió a esa confianza con un rendimiento sobresaliente que le convirtió durante mucho tiempo en titular indiscutible y que ya le ha asentado con todos los galones como uno más en el vestuario.

Esa misma tendencia, aunque no con una explosión tan llamativa, es la que está marcando Borja Sainz esta campaña. Aprovechando la ausencia de piezas en los extremos durante la pretemporada, el atacante vizcaíno se sumó al primer equipo en el tramo final de la preparación -otros compañeros suyos en categorías inferiores habían estado en fases anteriores y no convencieron a Garitano- para quedarse definitivamente como uno más. Aunque su presencia en minutos no está siendo muy destacada (344), en las convocatorias ha sido un fijo casi siempre -de los veintisiete posibles, suma doce partidos jugados y en trece más ha estado en el banquillo, habiéndose perdido uno por sanción y solo uno por decisión técnica- y, además, en semanas de descanso en la competición con el primer equipo ha seguido sumando experiencia con el filial, con el que ha acumulado otras seis apariciones.

Precisamente, desde dicho escalón han ascendido al primer equipo para este particular desenlace del curso hasta seis jugadores. Uno de ellos, el prometedor lateral izquierdo Javi López, la gran perla de Ibaia, ya tenía por contrato asegurado su salto de cara a la campaña venidera, pero podría incluso disfrutar de la oportunidad de estrenarse en breve. Aritz Castro se encontraba ya en la dinámica de trabajo de Garitano y por los problemas en la portería acumulaba siete convocatorias, mientras que otro guardameta como Jesús Owono -este no podría jugar, al haber estado cedido en el San Ignacio- está aprovechando este período para seguir ganando experiencia.

Por su parte, tratando de ganarse la oportunidad a presente y a futuro trabajan tres de los jugadores más destacados del filial. A punto de alcanzar los años, Paulino de la Fuente, máximo goleador del equipo en Segunda B, está ante la oportunidad de dar ese salto que por cualidades lleva tiempo apuntando y que no acaba de producirse, como se corroboró cuando Borja Sainz se quedó en la pretemporada con un dorsal que parecía destinado al cántabro. Si la competición no se hubiese frenado de manera abrupta en marzo, José Luis Rodríguez, El Puma, hubiese debutado en una convocatoria del primer equipo en la visita al Espanyol por las bajas que se le acumulaban a Garitano en su plantilla y ahora se le presenta una nueva ocasión de despuntar. Por último, uno de los grandes proyectos del fútbol base, el mediocentro mauritano Mahmoud Abdallahi (20 años), también está a las órdenes del preparador de Bergara a la espera de recibir su oportunidad y sacar un beneficio de la crisis.