Vitoria - El Deportivo Alavés consiguió quitarse ayer de encima uno de los sambenitos que le venían acompañando durante la presente temporada, su incapacidad para remontar un partido que se le había puesto cuesta arriba. Para el aficionado, ni pudo elegir un día mejor, el derbi contra el Athletic, ni tampoco la resolución pudo soñarse de esta manera. El gol de Rodrigo Ely estirando al máximo su cuerpo para golpear con la punta de la bota un servicio de falta de Lucas Pérez provocó la explosión de Mendizorroza. El brasileño culminó la remontada que había iniciado el propio delantero coruñés desde el punto de penalti y, por fin, El Glorioso consiguió darle la vuelta a un marcador que de inicio era contrario a sus intereses en un nuevo partido, el segundo de la temporada tras el último derbi contra el Eibar, que consiguió ganar a pesar de recibir un gol.

Tras el gol de Raúl García a los 16 minutos aprovechando la pasividad de toda la zaga albiazul, el Alavés se situaba en desventaja en el marcador por decimoquinta vez en lo que va de temporada. Hasta ayer, empezar perdiendo era sinónimo directo de un resultado negativo, ya que lo más que habían conseguido los albiazules hasta la fecha era rescatar tres empates en sus duelos contra Getafe, Atlético de Madrid y Leganés. Los otros once encuentros se saldaron con sendas derrotas, pero ayer cambió la tendencia gracias al gol de Ely ya en el tiempo de descuento.

Y es que, en los minutos finales del derbi, tras haber sido un equipo triste durante casi todo el encuentro, El Glorioso recuperó uno de esos arreones que se habían convertido en moneda de uso habitual durante las últimas temporadas y que se estaban echando mucho de menos en el transcurso de la presente. Tras vagar por el césped durante mucho tiempo, un trallazo de Lucas Pérez que no acabó en gol por milímetros reactivó a un Mendizorroza que estaba adormilado entre bostezos por el sopor de la segunda parte y condujo a un desenlace del derbi volcado sobre la portería de Unai Simón. Así hasta que Ely consiguió el gol que hizo explotar al alavesismo -la victoria hae que todo lo anterior se olvide, por malo que fuese- y que rompió esa tendencia que decía que el Alavés era incapaz de remontar.

Y, más allá de la alegría de ganar el derbi, los tres puntos suponen un paso de gigante hacia una permanencia que con esta victoria se roza ya con la punta de los dedos y que hacen que los partidos venideros no se conviertan en finales sin retorno.