Vitoria - El Deportivo Alavés tendrá hoy la oportunidad de colocarse a tan solo un punto del Athletic Club, algo inimaginable a principio de temporada y que es posible gracias a la racha de nueve partidos consecutivos sin conocer la victoria del conjunto bilbaíno. Sin embargo, ganar hoy no será una tarea fácil, ya que, al contrario de lo que sucedió en las jornadas anteriores, los rojiblancos no han disputado jornada copera entre semana y llegarán más descansados. Los de Gaizka Garitano, además, han demostrado ser uno de los equipos más sólidos en defensa de la categoría, y uno de los responsables de que sean los menos goleados de Primera División después de Real Madrid y Atlético de Madrid es el joven guardameta alavés Unai Simón, una de las grandes revelaciones de la temporada.

Nacido en Murgia, el ahora portero titular del Athletic dio sus primeros pasos como futbolista en el Club Deportivo Aurrera de Vitoria, cuando todavía era convenido de la entidad bilbaína, y se incorporó a Lezama en 2011, con catorce años. En 2015 se alzó con la Eurocopa sub-19, torneo en el que fue suplente de Antonio Sivera, actualmente propiedad del Alavés y cedido en el Almería. El descenso del Bilbao Athletic a Segunda B le abrió las puertas de la titularidad en el filial, ya que Álex Remiro, ahora en la Real Sociedad, fue cedido al Levante para seguir curtiéndose en la categoría de plata. Simón no tardó en despuntar con el filial y confiaron en él para cubrir las bajas de Kepa, Iraizoz o Herrerín cuando lo necesitaban.

Un vuelco inesperado El joven alavés progresaba adecuadamente y la categoría de bronce pronto se le quedó pequeña. Siguiendo la exitosa fórmula que había utilizado con Kepa y Remiro anteriormente, en la temporada 2018-19 el Athletic decidió ceder a Simón al Elche para que continuara con su progreso. Sin embargo, su situación sufrió un vuelco que cambió el devenir de su carrera. En Lezama tenían claro que su portero era Kepa, Herrerín un suplente de garantías y Remiro y Simón sus apuestas para el futuro. Sus esquemas se vinieron abajo cuando el Chelsea apareció con 80 millones de euros, se llevó al internacional absoluto Kepa y, para colmo, Herrerín se lesionó. Remiro era el elegido para sustituir a Arrizabalaga, pero solo le restaba un año de contrato e intentaron renovarlo a la baja, algo que no agradó al navarro.

El no de Remiro lo condenó al ostracismo y, herido en su orgullo, el Athletic recuperó a Simón sin que le diera tiempo a debutar en partido oficial con el Elche, y le hizo estrenarse en Primera División en la jornada inaugural de liga. El de Murgia respondió con una actuación meritoria, la directiva respiró y los entonces entrenados por Berizzo se llevaron la victoria frente al Leganés. Disputó varios choques más como titular dejando muy buenas sensaciones hasta que Herrerín regresó de su lesión y recuperó su puesto hasta final de temporada, con Remiro apartado del equipo. El pasado verano, Simón logró su segundo título internacional al ganar la Eurocopa sub-21, torneo en el que, curiosamente, volvió a ser el suplente de Sivera. Un mal primer partido del alavés ante Italia provocó que el seleccionador lo relegara al banquillo.

Sin embargo, el de Murgia ha despejado todas las dudas surgidas en esa Eurocopa esta temporada. Gaizka Garitano ha apostado por él desde el principio y ha sido todo un acierto. Unai Simón se ha consagrado como uno de los mejores porteros de la categoría, toda una garantía bajo palos. Es todavía muy joven, pero transmite mucha seguridad en el campo. Es valiente, seguro en los balones aéreos y sus cualidades físicas están fuera de toda duda. Uno de sus puntos fuertes son los manos a mano, en los que saca a relucir sus reflejos con un posicionamiento y brazos firmes propios de Ter Stegen y los porteros de balonmano. Eso sí, aún comete puntualmente algún error propio de su juventud e inexperiencia. En cualquier caso, los puntos que ha salvado para su equipo superan con creces a los que ha dejado escapar. No es casualidad que sea el segundo portero menos goleado de la categoría con diecisiete tantos concedidos, los mismos que Oblak y solo por detrás de Courtois.

Una fábrica de porteros Unai Simón es un ejemplo de lo bien que está funcionando Lezama últimamente para generar guardametas de alto nivel, lo que viene a entroncar con la propia historia de un club que ha dado muchos guardametas legendarios. La entidad athleticzale no está consiguiendo formar buenos atacantes más allá de Iñaki Williams, pero de guardametas van sobrados. Kepa se convirtió en el portero más caro de la historia del fútbol cuando el Chelsea pagó su cláusula, a Remiro no le va mal en la Real Sociedad, donde es el portero titular, y Herrerín ha demostrado tener madera para jugar en Primera. Por si fuera poco, en el filial cuentan con Jokin Ezkieta, que se estrenó en Copa del Rey frente al Tenerife, choque en el que clasificó al Athletic con una gran actuación en la prórroga y los penaltis. Eso sí, a este último lo ficharon en verano y se formó entre Tajonar y la Masía.

A lo largo de su historia, el Athletic ha contado con porteros míticos como Lezama, Carmelo, Iribar o Zubizarreta, su último gran portero antes de que fichara por el Barcelona. Desde entonces, han sido muchos los nombres que han pasado por la portería rojiblanca sin terminar de convencer a San Mamés. Después de la decepción de Kepa, Simón tiene muchos años de fútbol por delante y podría hacer olvidar al fin la alargada sombra del Txopo. Para ello, tendrá que graduarse en exámenes como el que le espera hoy a partir de las 14.00 horas en Mendizorroza -precisamente, antes de su explosión el propio Alavés intentó un fichaje que se frustró con su irrupción en Primera División-, ante dos de los delanteros más en forma de la liga.