Vitoria - Cualquiera que haya tratado de moverse en el agua alguna vez en su vida ha podido comprobar con claridad que resulta mucho más cómodo hacerlo a favor de la corriente que en sentido contrario. Una evidencia física trasladable a otros ámbitos en la que, sin embargo, el Deportivo Alavés no parece querer apoyarse. Porque la realidad es que el conjunto de Mendizorroza se ha convertido desde que arrancó la competición en un auténtico especialista en darse de bruces contra la casi siempre incontrolable fuerza de la corriente, lo que le obliga a ir siempre a remolque
Con el ecuador de la Liga ya cubierto, las estadísticas son más que significativas y en este sentido no dejan el más mínimo lugar a la duda. Así, El Glorioso es la escuadra de Primera División que menos tiempo ha estado por delante en el marcador en el torneo de la regularidad. En concreto, unos pobres 205 minutos que suponen apenas un 12% del tiempo que ha pasado sobre los terrenos de juego.
Pese a que en la clasificación ocupa un decimoquinto puesto que, por el momento le aleja del fantasma del descenso, conviene tener en cuenta un dato que le sitúa claramente como el peor de los veinte integrantes de la máxima categoría. Las otras dos plazas del furgón de cola de esta particular tabla serían para Celta y Osasuna, con 212 y 228 minutos de liderazgo en el marcador respectivamente. A años luz de las más de trece horas (807 minutos) en las que el líder Barcelona ha estado por delante de sus adversarios.
Al menos, el Alavés tiene el consuelo de no ser plantel que más tiempo ha ido perdiendo. Aunque los 590 minutos que ha ido a remolque le sitúan como el tercero de esta lista solo por detrás de Espanyol (804) y Mallorca (714).
Esa realidad adquiere un tinte todavía más dramático si el análisis se circunscribe únicamente a los encuentros que el combinado de Asier Garitano ha disputado lejos de Mendizorroza. En este caso, es el penúltimo de la clasificación tanto considerando en tiempo que ha ido ganando como el que ha estado por detrás en el marcador. En ambos casos, por detrás del Mallorca.
La escuadra balear es la única que le salva de lucir el vergonzante farolillo rojo, ya que no ha conseguido adelantarse en ninguno de los choques que ha disputado como visitante. El Glorioso, al menos, lo logró en Ipurua, donde los seis minutos que estuvo por encima del Eibar le reportaron tres de los cuatro puntos que ha sumado a domicilio.
Por el contrario, ha estado perdiendo siete horas y media, lo que supone nada menos que el 55,6% del tiempo que ha actuado alejado de su feudo. Una estadística que, además, evidencia otro de sus grandes problemas. Y es que no ha sido capaz de remontar -ni en casa ni fuera- ninguno de los doce partidos en los que ha ido perdiendo en algún momento.