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Árbitro Prieto Iglesias (navarro).

1-0, minuto 27: Maxi Gómez. Duarte rompe el fuera de juego en el pase en profunidad a Maxi Gómez, que le gana la partida a Laguardia para sacar un remate cruzado que supera a Sivera.

2-0, minuto 83: Parejo, de penalti. Sivera golpea con la punta de los dedos a Parejo y el centrocampista marca la pena máxima de disparo elevado al centro. 2-1, minuto 90: Lucas Pérez. Rechace de Cillessen a disparo de Joselu que Lucas recoge para mandar directamente a la escuadra.

Amonestó a Wass (minuto 14), Duarte (minuto 15), Manu García (minuto 15) y Sivera (minuto 80). Expulsó por roja directa al entrenador de porteros del Alavés, Juan Miguel San Román, en el minuto 91.

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El Deportivo Alavés consiguió algo más que tres puntos contra el Mallorca. También la confianza que le faltaba para comenzar al nivel futbolístico que se le presuponía. Si hasta entonces su juego en la ofensiva había sido prácticamente un erial, ese encuentro le sirvió para marcar una senda que ayer recorrió de nuevo en Valencia, aunque falto de la puntería necesaria para conseguir puntuar en un partido en el que lo mereció de sobra. Para cuando Lucas Pérez acertó a batir a Cillessen en el minuto noventa, dos concesiones defensivas de las que no se pueden permitir ya habían puesto el objetivo imposible. Queda en consuelo de la mejoría general del equipo, que resulta escaso visto el buen desempeño del Glorioso ayer.

Garitano tocó lo justo con respecto al último partido. El hueco dejado por el sancionado Wakaso lo ocupó Manu García, mientras que Lucas y Burke, brillantes en los minutos finales, relevaron a Guidetti y Vidal. Pero, además, la actitud de inicio fue idéntica y bien distinta a la de desplazamientos precedentes. En vez de aguardar a su rival, el Alavés se fue a buscarlo en unos compases iniciales en los que se presentó con inusitada asiduidad en los dominios valencianistas. Eso sí, el primer aviso lo dio el cuadro local en un cabezazo de Rodrigo que atajó perfectamente Sivera.

Los dos equipos estaban mucho más cómodos buscando la recuperación y la salida y así metieron el miedo en el cuerpo al rival. Internadas peligrosas que sirvieron para forzar tanto acciones a balón parado como las primeras amonestaciones del encuentro en una fase en la que el cuadro albiazul perdió a Pina, aquejado de una lesión muscular que dio paso a Pons.

Estaban los vitorianos cómodos y quizá eso les condujo a un estado de tranquilidad que llevó al error. En una jugada sin apariencia de amenaza, un balón filtrado a Maxi Gómez pilló a Duarte desprevenido y rompiendo el fuera de juego. El uruguayo le ganó la partida a Laguardia y cruzó el balón ante Sivera para castigar a un Glorioso inexplicablemente condescendiente en una acción en la que ni hizo amago de frenar a un rival que aprovechó a la perfección el desajuste para adelantarse a los 27 minutos.

Pese al mazazo, no le perdió El Glorioso la cara al partido y casi de seguido tuvo Joselu el empate en un cabezazo en saque de esquina que se le fue desviado por muy poco. La vanguardia albiazul funcionaba de maravilla con Lucas ejerciendo de capitán general y la sensación era que se le podía hacer daño a un Valencia incómodo atrás y que tenía enormes dificultades para superar la línea de presión, pero que conservó su ventaja al descanso.

Tras el mismo, el Alavés sacó su versión más mandona del curso y se adueñó por completo del balón. La catarata de oportunidades que acumularon los vitorianos en esos primeros compases del segundo acto dio de sobra como para empatar ante un rival embotellado en su área, pero que tuvo la fortuna de encontrarse con un rival sin puntería a la hora de definir, con grandes ocasiones de Lucas y Joselu.

Ahogaba El Glorioso cuando Mestalla se sumió en la oscuridad por el apagón de varios focos de iluminación, pero los equipos decidieron seguir jugando en medio de la penumbra mientras la luz se recuperaba. Un parón que le dio oxígeno a un Valencia ahogado hasta ese momento y que aprovechó para recomponer su figura.

A partir de ahí se jugó ya muy poco y en otra acción aislada con un pase al espacio se encontró el Valencia con un penalti por un toque de Sivera con la punta de los dedos a un Parejo que estaba ya en el aire y que se tiró en cuanto sintió el contacto. El VAR no desdijo a Prieto Iglesias y el propio centrocampista sentenció el partido en el 83.

Parecía todo resuelto, pero remó el Alavés hasta donde Prieto Iglesias le permitió. Y es que tras recortar diferencias Lucas en la enésima oportunidad, el colegiado navarro decidió recortar al máximo la prolongación -solo seis minutos de alargue- y evitó así el sufrimiento local ante un Glorioso al que, sin puntos, le queda el escaso consuelo de su mejoría.

Poco resolutivo El Alavés acumuló sobradas ocasiones para conseguir perforar la portería del Valencia mucho antes de que llegase el gol de Lucas Pérez en el minuto 90, pero no estuvo nada acertado en sus remates y no fue capaz de aprovechar la fragilidad defensiva de un rival que sí que aprovechó a la perfección las oportunidades de que dispuso.

Un final abrupto La segunda mitad estuvo marcada por el apagón de parte del sistema de iluminación y por la intervención del VAR en el penalti del Valencia, pero Prieto Iglesias decidió acortar la prolongación tras el 2-1 y dio seis míseros minutos de alargue.

El gallego firmó su actuación más completa desde su llegada, convertido en catalizador del ataque y con gran movilidad en el juego entre líneas generando peligro y marcando.

Uno de esos partidos que el brasileño tiene de vez en cuando y en los que parece que nunca está en el momento preciso en el lugar oportuno. Muchos problemas a sus espaldas.