Es sin ninguna duda, el jugador de moda en el Deportivo Alavés. ¿Razones? Varias. La primera, y quizá más curiosa, es que Ibai Gómez continúa siendo talismán para el equipo. Es decir, cada vez que el interior bilbaíno marca con el Alavés -en casa o fuera- el equipo acaba ganando. Sucedió la semana pasada en Pucela, donde anotó el 0-1 en el minuto 93, y volvió a ocurrir ayer en el destartalado estadio de Vallecas, donde firmó otros dos goles -el segundo de una belleza espectacular- que contribuyeron al escarnio del Rayo Vallecano. Esas dos acciones ofensivas permiten a Ibai, además, comandar la tabla de máximo goleadores del Glorioso en lo que va de temporada por delante de Bastón, Sobrino, Burgui, Ximo Navarro y Callery, que llevan uno, y entrar también en la particular historia de los goleadores del club fuera de Mendizorroza.
En este sentido, Javi Moreno lidera este guarismo con 14 dianas, seguido de Echezarreta (12) y el propio Ibai (11), que ayer adelantó a Rubén Navarro y Magno, ambos con 10 goles fuera de casa. Sin embargo, más allá de esa factura goleadora, la ascendencia del centrocampista sobre el equipo se deviene este año de una aportación notable en todos los aspectos del juego y, sobre todo, un punto de partida físico extraordinario que le confiere a él mismo, y por ende al resto de compañeros, una asombrosa verticalidad de la que ayer volvió a hacer gala como hace una semana. Si entonces fue capaz de acompañar la cabalgada de Jony en el minuto 92 para llegar a la asistencia de éste y marcar el 0-1, ayer hizo lo propio con su segundo gol, también con origen en el interior asturiano. “Antes no llegaba al minuto 60 en condiciones y ahora soy capaz de ejecutar desgastes físicos en el 90. Estoy contento con mi rendimiento pero hay que seguir adelante”, zanjó esta semana.