Vitoria - No es Abelardo Fernández (Gijón, 19 de abril de 1970) un entrenador muy dado al exceso público cuando su equipo vence ni tampoco lo contrario cuando claudica. Heredero futbolístico de personalidades tan dispares en el banquillo como las de Bobby Robson, Louis Van Gaal, Serra Ferrer, Carles Rexach, Mané o Javi Clemente en la selección española, su forma de llevar un vestuario desde que colgó las botas siempre ha caminado más cerca del cariño y la empatía con los jugadores que con la contundencia del palo, consciente por propia experiencia del poco recorrido que suele tener esta forma de entender el liderazgo dentro de un vestuario profesional. Quizá por eso la relación que acostumbra a mantener con todos los jugadores desde que recaló en el Alavés el pasado mes de diciembre es, de puertas a fuera, envidiable. Y no ya solo con los titulares habituales. También los acostumbrados a tener que seguir los partidos desde el banquillo o la grada tienden a agradecer en público la sinceridad y transparencia del entrenador para cada uno de ellos.

Es precisamente ese tacto personalizado y esa ponderación, a veces excesiva, de las virtudes de cada uno de sus jugadores, a los que públicamente siempre defiende a muerte como en su día hacía Javier Clemente, donde radica una de las claves del proyecto albiazul. Una idea futbolística coral y solidaria que basa su rendimiento, sin ninguna excepción, en el sacrificio y el trabajo permanente, y que apela al orgullo de pertenencia y la humildad como elementos definitivos para fraguar una identidad. Ese es el Alavés de Abelardo. Un obrero del banquillo llamado a marcar época en el club si la tiranía del resultado y la paciencia de la zona noble de Mendizorroza no interfieren más de lo necesario.

el mejor equipo vasco El pasado curso ya dio buena muestra de su capacidad durante 25 jornadas con la salvación de un equipo moribundo que antes de que se llegara al mercado de invierno ya caminaba de manera irremediable a Segunda División. Y éste parece decidido, aunque no lo diga, a ejecutar un plan de mayor enjundia que el preceptivo y manido objetivo fundamental de la permanencia. Sin embargo, el alavesismo no es de cartón ni de piedra si no que sufre, vibra y se ilusiona. Y se viene arriba, claro, en cuanto comprueba cada lunes la clasificación de su equipo, la mejor escuadra vasca en estos momentos, por delante de Athletic, Real y Éibar, ubicada en los puestos que dan acceso a Europa y con siete puntos (dos victorias y un empate en cuatro jornadas) que persiguen sin descanso los guarismos de aquella histórica campaña 1999/00.

En este clima de euforia albiazul que Abelardo trata cada día de sujetar, las sensaciones que transmiten los nuevos jugadores tampoco facilitan la tarea del asturiano. Está rindiendo a muy buen nivel Jony y apuntan alto Brasanac y Calleri, debutantes ambos el pasado domingo ante el Valladolid. También el exótico Twmasi presenta registros interesantes en su currículum, mientras que Borja Bastón, aspirante a goleador este curso, trata de recuperarse de su rotura de fibras para reintegrarse en la dinámica de grupo. Son engranajes ilusionantes para un proyecto común donde Abelardo espera poder contar este año con muchos más jugadores de los que dispuso el pasado año. De momento son ya 19 los albiazules que han debutado en las cuatro pimeras jornadas. Otro motivo más de satisfacción al que la grada añade, para el disgusto del asturiano, su propio balance personal. Y es que con la victoria del domingo ante el Valladolid son ya 15 los triunfos que el preparador suma en sus 29 partidos oficiales al frente del Alavés. Uno más ya que Pellegrino y a tiro de Piedra del histórico Echezarreta, que logró 20. Otro gallo ya será tratar de alcanzar a Mané, cuyo balance es, de momento, inalcanzable con 66 victorias.

A pesar de haber transcurrido solo cuatro jornadas de Liga, el alavesismo ha comenzado a mostrar ciertos síntomas de euforia tras los siete puntos conseguidos hasta ahora por el equipo.

Puestos europeos. Dos victorias y un empate en cuatro jornadas permiten al Alavés ocupar en estos momentos la sexta plaza de la clasificación, que da acceso a Europa.

Mal juego pero eficaz. A pesar de que el juego del equipo no está siendo bueno, el Alavés gana o empata, lo que le permite ser en estos momentos el mejor equipo vasco de la tabla.

Abelardo sigue sumando. Con la del domingo ante el Valladolid son ya 15 las victorias del asturiano en sus 29 partidos oficiales. Es ya el tercer técnico más laureado en ese sentido en la historia del club en Primera División.Buenas sensaciones en los nuevos fichajes. Al contrario que el curso pasado, donde las incorporaciones no rindieron, en lineas generales, a la altura que se esperaba, esta vez los Jony, Twumasi, Brasanc, Bastón o Calleri están demostrando que son ingredientes muy saludables para el nuevo proyecto albiazul.